Ir al contenido principal

Cuanto más te aferres, más obligarás a la mujer a que escape de ti porque tu aferrarte se convertirá en una carga para ella.

"He oído de un erudito alemán que llegó a tener una de las mayores bibliotecas del mundo, de todos los países, de todas las lenguas. Nunca fue capaz de leer un solo libro porque continua­mente estaba aumentando su colección, yendo a la China a buscar un libro rarísimo escrito sobre piel humana, luego yendo a Bor­neo, luego a la India, luego a Ceilán, luego a Afganistán. Ésa era toda su vida. Cuando alcanzó los setenta, había reunido una inmensa colección de libros, de libros muy raros. Siempre aplazaba su lectura; los leería cuando su biblioteca estuviera completa.

Le llegó la muerte. Cuando se estaba muriendo, las lágrimas empezaron brotar de sus ojos. Le preguntó a un amigo, "¿Qué hago ahora? No me queda tiempo. He acabado la biblioteca pero ya no me queda vida. ¡Haz algo! Trae cualquier libro de la bi­blioteca y léeme algo para que pueda entenderlo. Al menos me sentiré un poco satisfecho". El amigo se acercó a la biblioteca, cogió un libro, regresó... pero el erudito estaba muerto.

Esto le sucede a todo el mundo, casi a todo el mundo: conti­núas haciendo preparativos para vivir. Piensas que se han de hacer millones de preparativos y que luego podrás disfrutar y que luego podrás vivir. Pero para entonces, la vida se ha ido. Los preparati­vos se han terminado, pero no hay nadie para disfrutarlos. Y de ahí surge el miedo. Lo sabes en tus mismas raíces, lo sientes: esta vida está transcurriendo y a cada instante te estás muriendo, a cada momento te estás muriendo...

El temor a la muerte es básicamente un miedo a la vida que se está escapando de tus manos.
Entonces tienes miedo, te aferras a la vida. Pero el aferrarse nunca puede convertirse en una celebración. El aferrarse es re­pugnante, el aferrarse es violento. Cuanto más te aferras a la vida, más impotente te vuelves.

Por ejemplo: amas a una mujer; te aferras a ella. Cuanto más te aferres, más obligarás a la mujer a que escape de ti porque tu aferrarte se convertirá en una carga para ella. Cuanto más trates de poseerla, más tratará ella de descubrir cómo liberarse, cómo escapar de ti. Y yo te digo que la vida es una mujer; no te aferres a ella. Sigue a aquellos que no se le aferran. Llega abundante­mente a aquellos que no se le aferran. Si te aferras, este mismo aferrarte te desconecta de la vida; tu mendicidad hace desaparecer la vida.
Sé un emperador, sé un soberano. Vive la vida, pero no te aferres a ellas, no te aferres a nada. 

El aferrarte te hace violento y repugnante. El aferrarte te convierte en un mendigo y la vida es para aquellos que son emperadores, no para los mendigos. Si mendigas, no obtendrás nada. La vida da mucho a aquellos que nunca mendigan. La vida se convierte en una constante bendición para aquellos que no se aferran a ella. Vívela, disfrútala, celébrala, pero no seas ruin, no te aferres a ella. Este aferrarse a la vida es el origen de tu miedo a la muerte porque cuanto más te aferras, más ves que la vida se va, que se está yendo, yendo, yendo. Entonces surge el miedo a la muerte".

Osho, Yoga: La Ciencia del Alma, Vol. IV
http://osho-maestro.blogspot.com/