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Todo el mundo parece infantil porque no se le ha permitido vi­vir su infancia.

Pregunta:
Me preocupa mi hijo de seis años. Hace cosas que no me gustan, como pelear, mendigar y mentir.

Respuesta de Osho:
       No te preocupes; ¡más adelante no le hará falta hacer ningún grupo de terapia! Está todo bien. Es a esta edad cuando deben lu­char, gritar y decir cosas que no son verdad; esto creará la autenti­cidad. Todo esto desaparecerá; pero si las reprimes, permanecen. Sólo permanecen cuando son reprimidas, de lo contrario se irán cuando termine su estación.
       Todo el mundo parece infantil porque no se le ha permitido vi­vir su infancia. Por eso un hombre de cuarenta, cincuenta o has­ta de setenta años puede tener una rabieta. Basta que le moleste una nimiedad y puede volverse muy infantil. Un pequeño shock, alguna tristeza, y no será capaz de soportarlo. No se le ha permi­tido vivir la juventud; esa juventud no vivida sigue prolongán­dose.
      Ten siempre en cuenta, como una regla básica: terminamos con aquello que vivimos; aquello que no vivimos persiste, quiere ser vi­vido. Hay cosas que están bien en la infancia. Esas mismas cosas pueden ser muy peligrosas cuando la infancia se haya desvanecido. Por ejemplo, si él grita puede ser entendido, si chilla puede ser en­tendido, pero cuando tenga cuarenta o cincuenta y grite o chille será difícil que le entiendan; entonces él mismo se sentirá aver­gonzado.
       Por eso cada vez hay más grupos de terapia en el mundo. Son una necesidad, debido especialmente al cristianismo. El cristianismo ha estado enseñando represión, dos mil años de represión y moral cristiana. De modo que nadie es libre... Estas cosas seguirán estando en tu fuero interno, esperando: en cuanto surja alguna oportunidad explotarán, y si no surge ninguna, esa persona segui­rá buscando una oportunidad. Quizá se emborrache y haga algo. Se le perdona; la gente dice que está borracho. Él también puede de­cir:  "Estaba borracho, lo siento".
       La gente va a la guerra, la gente va a ver películas de asesinatos. ¿Qué placer puedes encontrar viendo una película de asesina­tos? ¿Qué placer hay en leer una novela de detectives? Es una ale­gría por sustitución: haces a través de los demás, sustitutivamen­te, lo que tú no puedes hacer. Te identificas con el asesino o con el asesinado y te emocionas. ¿Por qué las personas tienen que ir a ver las corridas de toros? ¿Por qué la gente tiene que luchar con ani­males y cazar? Eso parece muy cruel e innecesario. Pero hay una necesidad; hay algo que quiere expresarse, hay que encontrar una manera.
       ¿No has visto nunca un partido de fútbol, cómo empieza la disputa? Los dos equipos y los seguidores de los dos equipos em­piezan a luchar y aparece el caos. ¡Sólo era un partido de fútbol!  Es muy estúpido, pero continúa sucediendo. Es su infancia no vi­vida.
       Déjale, no tengas miedo. Tu miedo proviene de tu represión; él no es la causa. Tú has sido reprimido; nunca te permitieron hacer esas cosas que él hace. En el fondo, debes de sentirte un poco ce­loso y tienes miedo de que algo pudiera ir mal. Te han enseñado que está mal hacer esas cosas.
       Déjale. Con esto crecerá y dejará atrás su infancia. Cuando ma­dure, habrá madurado de verdad. Nunca necesitará algo parecido al encounter, la gestalt o el psicodrama. Él lo ha vivido todo, y cuan­do puedes vivir de verdad llegas hasta el fondo. Un grupo es una si­tuación creada, artificial; sólo es un sustituto, un sustituto muy pobre".

OSHO, El libro del niño. Una visión revolucionaria de la educación infantil
http://osho-maestro.blogspot.com/