"Desde el principio el niño quiere llorar y reír.
Llorar es para él una profunda necesidad. Todos los días tiene una catarsis a
través del llanto.
El niño tiene muchas frustraciones. Es inevitable; es
por necesidad. El niño quiere algo, pero no puede decir qué, no puede expresarlo.
El niño quiere algo, pero quizá los padres no estén en situación de poder
dárselo. Puede que la madre no esté disponible. Quizá ella esté ocupada
haciendo otra cosa y él esté desatendido. En ese momento no se le presta
atención, por eso se echa a llorar. La madre quiere convencerle, consolarle,
porque le molesta, el padre está molesto, toda la familia está alterada. Nadie
quiere que llore, el llanto es una molestia; todo el mundo trata de distraerle
para que se calle. Podemos sobornarle. La madre le dará un muñeco, le dará
leche ‑-cualquier cosa para distraerle o para consolarle-‑, pero no debe llorar.
Llorar es una necesidad profunda. Si puede llorar y se
le permite, el niño quedará como nuevo; la frustración es expulsada a través
de las lágrimas. De lo contrario, si contiene el llanto, contendrá la
frustración. Entonces se irá acumulando, y tú eres "un montón" de lágrimas.
Ahora, los psicólogos dicen que necesitas el grito esencial. En Occidente se
está desarrollando una terapia sólo para ayudarte a gritar, con tal totalidad
que todas las células de tu cuerpo se impliquen. Si logras gritar tan
enloquecidamente que todo tu cuerpo esté gritando, te liberarás de mucho dolor,
de mucho sufrimiento que está acumulado".
OSHO, El libro del niño. Una visión revolucionaria de la educación infantil
http://osho-maestro.blogspot.com/