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Piensa siempre en cada momento como si fuera el último, como si no fuera a existir ningún mañana.

          "Empieza a ser dichoso, no lo dejes para mañana. No digas: "Mañana seré dichoso". Ésa es la manera de perder la dicha para siempre. Es ahora o nunca. No necesitas posponerla ni un momento. Piensa siempre en cada momento como si fuera el último, como si no fuera a existir ningún mañana. ¿Qué harás entonces? ¿Seguirás siendo desgraciado en este momento sabiendo que no habrá otro? ¿Persistirás en tu desgracia? No, lo abandonarás todo y dirás: " "¡Déjame bailar, déjame cantar, déjame ser! Basta de tonterías, de trivialidades, de basura..."  Te olvidarás de todas las pequeñas cosas que eran tan importantes hace un momento porque pensabas que vivirías eternamente.
          Sucedió que un rey se enfadó mucho con su primer ministro, se enfadó tanto que, en su acceso de ira, le envió este mensaje: "Éste es el último día de tu vida; mañana por la mañana morirás".
          La casa del primer ministro estaba rodeada por el ejército para que no pudiera escapar. Pero el rey se quedó perplejo porque ni siquiera lo intentó. Era un hombre poderoso, podría haber encontrado el modo...pero en lugar de escapar, invitó a todos sus amigos.
          Cuando el rey oyó que estaba dando una fiesta -bailando y cantando, y comiendo y bebiendo-, él mismo acudió a ver qué estaba pasando.  ¿Se había vuelto loco? Mañana sería su último día, y el rey no había visto a su primer ministro tan feliz en toda su vida. Vibraba de alegría... Estaba tan feliz de ver al rey que le invitó a pasar y le dijo: "Entra y participa porque éste es mi último día. Y he pensado, ¿por qué desperdiciar este día? ¿Por qué no disfrutarlo? De modo que he llamado a todos mis amigos. Y tú también has venido, es una bendición. Bailemos y cantemos, porque yo nunca volveré a ser. Mañana desaparezco..., quiero desaparecer danzando. ¡Vamos a estar celebrándolo toda la noche!".
          El rey se quedó tan impresionado que dio un abrazo al primer ministro, le perdonó y le dijo: "Me has enseñado una de las mayores lecciones de mi vida".
          Así es como uno debería vivir, porque, por lo que sabemos, cada momento es el último, no tenemos ninguna certeza respecto al momento siguiente. De modo que sé dichoso aquí y ahora, sé dichoso en todo momento. Cuando tomas esta decisión, tu vida empieza a cambiar... El enfado pierde importancia; el amor se vuelve importante. La enemistad empieza a perder sentido; la amistad se vuelve muy significativa.
          Si uno puede vivir acordándose constantemente de la muerte, acabará convirtiéndose en un buda..."

Osho, El juego de la vida