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Cuando te enfades, no hagas nada con la ira; limítate a cerrar los ojos, respirar profundamente y observar la respiración.

"Cuando en el interior hay una corriente continua de conciencia, se llama meditación. Dentro hay un recuerdo constante...

Esta meditación sólo dará frutos si te preocupas por recordar lo divino continuamente. También puede ser cualquier otro recuerdo --no importa cuál sea el objeto de recuerdo--, pero lo esencial es tu recuerdo constante. Puedes ser consciente de tu respiración durante veinticuatro horas al día; la respiración entra y se va. Buda le ha dado mucha importancia a este método... Tienes que ser consciente de tu respiración constantemente, y dice que entonces no importa si recuerdas o no lo divino. Si eres capaz de acordarte de observar tu respiración, aumentará tu conciencia, y esa conciencia transformará tu vida. En cuanto aumente tu conciencia, todos los deseos dejarán de controlar tanto tu vida.

Puedes comprender esto haciendo un pequeño experimento. Cuando te enfades, no hagas nada con la ira; limítate a cerrar los ojos, respirar profundamente y observar la respiración. Respira profundamente siete veces, observa cómo entra y sale la respiración. Hazlo siete veces. Entonces abre los ojos y contempla la ira; te sorprenderá ver que la ira ha desaparecido. Tu recuerdo y tu conciencia de las siete respiraciones profundas ha hecho que la ira se disuelva.

Cuando surja el deseo sexual, respira profundamente siete veces y observa; descubrirás que el deseo sexual ha desaparecido de tu cuerpo. Este tipo de pequeños experimentos te ayudarán a comprender que, a medida que despierta tu recuerdo, tus deseos se debilitan. A medida que la conciencia aumenta, el control de los deseos en la mente disminuirá y tu corazón se volverá puro. Si quieres liberarte de algo, no luches contra eso, simplemente acuérdate de observar la respiración".

OSHO, Diálogos con el Señor de la Muerte
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