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Si hacemos feliz a la humanidad, no habrá una tercera guerra mundial.

“La gente miserable es peligrosa por el sencillo motivo de que a ellos no les importa el que la Tierra sobreviva  o  no.  Son tan miserables que en su interior profundo pueden pensar que sería mejor si todo acabase.  ¿A quién le importa, si estás viviendo en miseria?

Sólo la gente feliz, en éxtasis, gente danzante, querrá que el planeta sobreviva para siempre.

La seriedad es simplemente una enfermedad del alma...Un hombre serio no puede reír, no puede bailar, no puede jugar. Siempre está controlándose, ha llegado a ser su propio carcelero. El hombre sincero puede regocijarse sinceramente, bailar sinceramente, reír sinceramente.  Al reír, eres uno con tu cuerpo, con tu mente, con tu ser  –las divisiones desaparecen, la personalidad esquizofrénica desaparece.

La risa trae tu energía de regreso a ti. Quitarte la risa es una castración espiritual.

Las personas que se han reunido a mi alrededor están aprendiendo a ser más felices, a ser más meditativas, a reír más, a vivir más, a amar más, y a esparcir el amor y la risa por todo el mundo. Esta es la única protección contra las armas nucleares…
 
La gente que está feliz, contenta, no son personas a las que se les puede forzar a matar a otras personas que no les han causado daño alguno...

¿Has observado tu propio ser?  –cuando estás feliz, gozoso, quieres crear algo. Cuando te sientes miserable, sufriendo, quieres destruir algo.  Es una venganza...

Es uno de los fundamentos de la vida: a no ser que seas creativo, no alcanzas tu dignidad más plena.

Tu creatividad trae libertad, fortaleza, inteligencia y conciencia...

Necesitamos tener un gran respeto por la gente creativa de cualquier dimensión.

Y debemos aprender a transformar nuestras energías para que no estén reprimidas, para que se expresen en nuestro amor, en nuestra risa, en nuestra alegría. Y esta Tierra es más que un paraíso –no hace falta ir a ningún otro lado...

El paraíso no es algo que debe ser logrado, es algo que debe ser creado.

Eso depende de nosotros.

Esta crisis brinda una oportunidad para que gente valiente se desconecte del pasado y comience a vivir de una nueva forma  –no modificada, no continua con el pasado, no mejor que el pasado, sino absolutamente nueva.

Esto debe hacerse ahora  –porque el tiempo es muy corto. Al final del siglo veinte, o entramos en el primer siglo de una nueva historia del hombre o no quedará nadie, ni siquiera una flor silvestre viva. Todo estará muerto...
 
Necesitamos a más gente feliz por todo el mundo para prevenir la tercera guerra mundial. Estas armas nucleares y máquinas de guerra destructivas no pueden funcionar por sí mismas. Son operadas por seres humanos; tras ellas hay manos humanas.

Una mano que conoce la belleza de una rosa no puede dejar caer una bomba sobre Hiroshima.

Una mano que conoce la belleza del amor no va ser la mano que guarde un revolver cargado con muerte. Con un poco de contemplación comprenderás lo que estoy diciendo.

Yo estoy diciendo: esparzan la risa, esparzan el amor, esparzan los valores positivos de la vida, hagan crecer más flores en la Tierra. Todo lo que es hermoso, aprécienlo  –todo lo que es inhumano, condénenlo.

Si quieren cambiar al mundo hacia un fenómeno totalmente nuevo con una conciencia nueva, tendrán que apartar al mundo entero de las manos de los políticos y de los sacerdotes.  El hombre debe ser liberado de estos monstruos.

Nuestro trabajo es enseñar conciencia a la gente, mayor conciencia, más amor, más comprensión, más alegría, y esparcir la danza y la celebración por la Tierra.

Reduciéndolo a una sola frase, puedo decir: si hacemos feliz a la humanidad, no habrá una tercera guerra mundial".

OSHO