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Ningún lenguaje originado en la mente es divino.

“Sentir es un lenguaje, es el lenguaje olvidado. Si entiendes el sentir, entiendes la totalidad.

Se cuenta que Lukman, uno de los hombres más sabios que jamás haya nacido, el fundador de la medicina de Yunani, se acercaba a las plantas, a los arbustos y a los árboles, se sentaba allí, los sentía y les preguntaba: ¿Para qué puedes servir?'. '¿Qué enfermedades puedes ayudar a sanar?. Se dice que descubrió millones de hierbas, solo sintiéndolas. La hierba le decía: Sería bueno que me utilices en la tuberculosis; yo puedo ayudar'.

Esto parece un mito o una ficción. Pero los científicos se han quedado desconcertados: Si eso es una ficción, ¿cómo es que Lukman llegó a ese conocimiento?... porque lo que él descubrió ha sido probado por todos los experimentos científicos como verdadero. Los laboratorios de entonces no eran como los de ahora; no había los instrumentos refinados de hoy, ¡en absoluto! Y si esto fuera ficción entonces surge un problema mayor: ¿Cómo llegó a saber? No sólo una o dos o cien hierbas sino millones! Si hubiera estado experimentando con implementos rústicos le hubiera tomado diez o veinte mil años el descubrir todo eso. Eso parece todavía más ficticio. La primera ficción parece estar más cerca de la realidad... él les preguntó.

Existe la misma historia en la India también. La medicina hindú 'Ayurveda', está basada en el mismo secreto. Esos secretos fueron revelados por las plantas mismas. Pero se necesita un lenguaje, ese lenguaje que es universal y no particular de la humanidad.

El sentir es ese lenguaje. Ni el griego, el árabe o el sánscrito sirven. Ningún lenguaje originado en la mente es divino. No, el lenguaje divino se originó en el corazón. El sentir es el lenguaje.

Si empiezas por sentir realmente y tu corazón comienza a vibrar realmente con sentimiento, le puedes preguntar al árbol, y el árbol está siempre dispuesto a revelar su secreto. Le puedes preguntar a un pájaro, y el pájaro está dispuesto a revelar su secreto. Le puedes preguntar a la existencia y ella está siempre dispuesta a revelar su corazón”.

Osho, Just Like That