Ama la vida, ama las pequeñas cosas de la vida, las cosas diminutas. Comer, caminar, dormir; las actividades ordinarias de la vida tienen que transformarse en un placer.
“El primer paso hacia la verdad es la alegría, una danza interior profunda. Uno tiene que deshacerse de todo lo que le impida bailar, de todo lo que le impida que la vida se convierta en una celebración. Y todos cargamos muchos condicionamientos que van en contra de la dicha.
De hecho, la religión se ha vuelto casi sinónimo de seriedad. La gente religiosa se ve muy triste, como si fuera un pecado reír. No pueden cantar, no pueden bailar, no pueden disfrutar nada. Están en contra de la vida. Ésa no es la forma de encontrar la verdad. Ama la vida, ama las pequeñas cosas de la vida, las cosas diminutas. Comer, caminar, dormir; las actividades ordinarias de la vida tienen que transformarse en un placer. Se tienen que hacer con tal gozo que se conviertan en danza. Entonces, la verdad no estará lejos, entonces cada instante se acercará más y más. En el preciso momento en que tu dicha sea total, la verdad descenderá en ti. Y la verdad libera”.
