LA VIDA ES TAN CORTA Y EL MOMENTO SIGUIENTE ES TAN INCIERTO QUE TENEMOS QUE TOMAR CADA MOMENTO COMO SI FUERA EL ÚLTIMO
“No es asunto nuestro salvar el mundo. En primer lugar, nunca lo creamos. No es responsabilidad nuestra a dónde va y qué le ocurre. Nuestra única responsabilidad es que, mientras estemos aquí, vivamos una vida de alegría, amor y felicidad. Mientras estamos aquí, nuestra responsabilidad es saber quiénes somos y en qué consiste esta vida. Y el milagro es que al hacer eso ya estás cambiando el mundo sin ser agresivo.
No hay ninguna idea que cambiar en ninguna parte, así que la cuestión de la agresión no se plantea. No tienes ni siquiera una vaga concepción de cambiar el mundo y hacerlo a tu medida. Simplemente vives tu vida, de la que eres el amo. Intentas vivir lo más intensa y totalmente posible, porque la vida es tan corta y el momento siguiente es tan incierto que tenemos que tomar cada momento como si fuera el último.
La sola idea de vivir como si fuera el último momento te transformará. Entonces no hay necesidad de estar celoso, no hay necesidad de estar enfadado. En el último momento de la vida, ¿quién quiere estar enfadado y celoso, triste y desdichado? En el último momento de la vida, naturalmente desaparecen todos los rencores y todas las quejas sobre la vida. Si cada momento se toma como el último --como debe tomarse porque el siguiente es incierto--, te estás cambiando a ti mismo; y tu cambio va a ser contagioso. Puede que cambie el mundo entero, aunque nunca te lo hubieras propuesto. Esa es mi manera de cambiar el mundo sin ser agresivo…
He encontrado un enfoque totalmente diferente para cambiar el mundo: sólo tienes que cambiarte a ti mismo…
Cámbiate a ti mismo, y en ese mismo cambio habrás cambiado una parte del mundo. Tú eres una parte del mundo. Si tu cambio es algo que te enriquece, te alegra, te hace dichoso, te convierte en una canción, entonces es difícil que los demás se resistan a cantar contigo, a bailar contigo, a florecer contigo. Un solo individuo puede transformar el mundo entero sin mencionar nunca la palabra transformación”.
Osho, El Último Testamento, Vol. 2