“Todo el mundo quiere ser amado; ese es un mal comienzo…
En vez de suplicar: 'Dame amor', comienza a dar amor.
Olvídate de recibir, y simplemente comienza a dar —y
te lo garantizo, te llegará en grandes cantidades.
Pero no has de pensar en obtenerlo. Ni siquiera tienes que
observar indirectamente, de medio lado, si lo estás recibiendo o no. Esto será
suficiente para obstaculizar el proceso. Simplemente lo das, porque dar amor es
tan hermoso que te darás cuenta de que recibirlo no es tan gratificante. Este
es uno de los secretos.
Dar amor es la experiencia más hermosa, porque entonces te
transformas en un emperador. Recibir amor es una experiencia muy pequeña, y es
la experiencia del mendigo. No seas un mendigo. Al menos en lo que concierne al
amor, sé un emperador, porque el amor es una cualidad inagotable. Puedes dar y
dar tanto como desees. No te preocupes de que se agote, de que un día de
repente te topes con que: '¡Dios mío!, no tengo más amor que dar'.
El amor no es una cantidad; es una cualidad, y una cualidad
de cierta categoría que crece cuando lo das y que muere cuando intentas
aferrarte a él. Si eres tacaño con él, lo matas. Así pues, conviértete en un
derrochador. No te molestes por buscar a quién dar, —esta
es realmente la idea de una mente miserable: le voy a dar amor a ciertas
personas con ciertas cualidades. No entiendes que tienes tanto... eres como una
nube cargada de lluvia.
Cuando la nube está cargada de lluvia no se preocupa por
dónde va a llover --sobre las rocas, en los jardines, en el océano --no
importa. Quiere descargarse. Y ese descargarse se convierte en un tremendo
alivio.
Así que el primer secreto es: No lo pidas, y no esperes,
pensando que lo darás si alguien te lo pide. ¡Dálo!
Simplemente dale tu amor a cualquiera, a un extraño. No se
trata de que tengas que dar algo muy valioso, sólo un poco de ayuda y eso será
suficiente. Durante las veinticuatro horas, cualquier cosa que hagas deberías
hacerla con amor, y el dolor en tu corazón desaparecerá. Y dado que serás tan
amoroso, la gente te amará. Es una ley natural. Recibes lo que das. De hecho
recibes más de lo que das.
Aprende a dar, y entonces vas a encontrar a mucha gente que
nunca te había mirado, que nunca se había ocupado de ti y que ahora está siendo
amorosa contigo…
Ni siquiera se trata de un ser vivo. Puedes tocar esta silla
con una mano amorosa. El asunto depende de ti, no del objeto.
Entonces te encontrarás con una gran relajación y una gran
desaparición de la idea de ti mismo, y con un fundirte con el todo…
Dálo simplemente, y vas a encontrar una paz y un silencio
enorme. Esto se convertirá en tu meditación.
Uno puede llegar a la meditación desde muchas direcciones;
probablemente ésta va a ser la tuya”.