“Tu cuerpo tiene su propia sabiduría; lleva en sus células la sabiduría de miles de años. Tu cuerpo siente hambre y tú ayunas, porque tu religión te dice que ese día has de ayunar, pero tu cuerpo está hambriento. No confías en tu organismo, confías en escrituras que están muertas y, porque en un libro alguien ha escrito que ese día hay que ayunar, tú ayunas. Escucha a tu cuerpo. Sí, hay días en que tu cuerpo te dice, '¡ayuna!'; entonces hazlo. Pero no es necesario que escuches las escrituras. El hombre que escribió esas escrituras, no lo hizo contando contigo, no en absoluto. No pudo imaginarte. Tú no estuviste en su presencia, él no estaba escribiendo sobre ti. Es como si te enfermaras y fueses a casa de un doctor fallecido a consultar sus recetas y encontrases una y comenzaras a seguir la prescripción. Esa receta se hizo para otra persona, para otra enfermedad, para otra situación. Acuérdate de confiar en tu propio organismo. Cuando sientas que el cuerpo está dic...