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Yo quiero vivir la vida sin estar preparado. No me importa si tengo éxito o fracaso.

          "Tú no puedes saber lo que va a ocurrir el momento siguiente. No puedes imaginar lo que traerá el mañana. Así que cualquiera que sea la estructura que construyas, por mucho que hagas los deberes, no servirá de nada ante la situación.
          Yo nunca he hecho deberes. En mis escuelas, mis institutos, mis universidades, siempre se los dejaba bien claro a todos mis profesores: "No me pida nunca que haga deberes".
          Y ellos solían decir: "Eso es muy extraño, es la primera vez que alguien exige algo así".
          "A mí no me importa si alguien lo ha exigido o no  --les decía--. Usted me puede contestar, me puede preguntar, puede hacer lo que quiera, pero de una cosa puede estar seguro, yo seré espontáneo, no estaré preparado".
          Los deberes son preparación; son para tenerlo todo preparado. Cuando me iba a examinar mi último curso de posgrado, los profesores, que me apreciaban mucho, estaban muy nerviosos, porque no me había preparado para el examen. En la biblioteca, seguía leyendo lo que me apetecía; nada que tuviera que ver con los exámenes. Cuando preguntaba en clase, el profesor me decía: "Ya sólo queda un mes y tú sigues preguntando cosas que no tienen nada que ver con los temas que saldrán en los exámenes".
          Yo le decía: "Yo no estoy aquí para preocuparme por unos exámenes que serán dentro de un mes. A mí me importa este momento, y esa es mi pregunta".
          Uno de mis profesores estaba tan preocupado que me pasó uno de los cuestionarios diciéndome: "Te lo doy para que así, por lo menos, estés preparado para estas cinco preguntas. Estoy seguro de que van a salir porque el examen lo elaboré yo".
          Lo tiré sin leerlo y le dije: "No debería insultarme de esta manera. Yo quiero vivir la vida sin estar preparado. No me importa si tengo éxito o fracaso"....
          Para sorpresa de todos, conseguí la medalla de oro, fui el mejor de toda la universidad. Y al salir del auditorio, tiré la medalla a un pozo. Un profesor me vio hacerlo y me preguntó: "Pero ¿por qué lo has hecho?".
          Yo le contesté: "Yo no tengo nada que ver con el oro, ni tengo ningún interés en ser apreciado como el mejor alumno de la universidad. Pero me encantaría que alguien apreciara que la espontaneidad tiene su propia belleza, su propia frescura. Que tenga éxito o que fracase es irrelevante...
          Sé sencillo.
          Cuando te encuentres en una situación, ¡actúa!
          Pon el miedo a un lado y disfruta con la respuesta espontánea...
          ¿De qué tienes miedo? ¿Qué puedes perder? Lo único que puedes perder es tu vida, y no te pertenece, le pertenece al universo. Algún día tendrás que perderla, así que ¿qué más da?... Nunca he pensado, ni por un solo momento, que tengo algo que perder.
          Yo no tengo nada que perder.
          Eso me ha dado una gran libertad para actuar espontáneamente, para actuar sin ningún miedo, para decir lo que quiera,  para enfrentarme a todos los gobiernos del mundo, a todas las religiones del mundo. No creo que en mi corazón surja ni una sombra de miedo...
          El miedo no debería en absoluto formar parte de tu ser. El miedo se esconde en los rincones más oscuros de tu ser, lleva más luz a ellos. Si llevas más claridad, más consciencia, el miedo desaparecerá...
          ¿Qué hay que temer? Hay muchos motivos para reír y ninguno para tener miedo. La risa ha de ser la espada que corte la cabeza de todos aquellos que han estado torturando a la humanidad durante siglos".

Osho, Creer en lo imposible antes del desayuno. La experiencia de la auténtica realidad
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