“Los pensamientos vienen y van. Deja que vengan y vayan; ese
no es el problema. No te involucres; permanece distante, separado. Simplemente
obsérvalos viniendo y yendo; no son asunto tuyo. Cierra la boca y permanece en
silencio. Poco a poco, los pensamientos se detendrán automáticamente. Necesitan
de tu cooperación para estar ahí. Si cooperas, estarán ahí; si te peleas,
entonces también estarán ahí, porque ambos implican cooperación: uno en pro, el
otro en contra. Ambos son actividad en cierto modo. Simplemente observa.
Pero cerrar la boca resulta de mucha ayuda. Así que,
primero, dado que he estado observando a muchas personas, te sugeriré que antes
bosteces. Abre tu boca tanto como te sea posible, tensa tu boca tanto como te
sea posible y bosteza completamente; aún si empieza a dolerte. Haz esto dos o
tres veces. Esto ayudará a que la boca permanezca cerrada durante más tiempo. Y
luego, durante dos o tres minutos, haz gibberish, sin sentido, fuertemente.
Cualquier cosa que venga a la mente, dila fuertemente y disfrútala. Después
cierra la boca.
Es más fácil moverse desde el extremo opuesto. Si quieres
relajar tu mano, es mejor ponerla primero tan tensa como sea posible. Aprieta
el puño y deja que esté tan tenso como sea posible. Haz justamente lo opuesto y
luego relájalo; entonces alcanzarás una relajación más profunda del sistema
nervioso. Haz gestos, caras, movimientos de la cara y distorsiones. Bosteza, di
cosas sin sentido durante dos o tres minutos y luego cierra la boca.
Esta tensión te dará una posibilidad más profunda de relajar
los labios y la boca. Cierra la boca y luego sólo sé un observador. Pronto un
silencio descenderá sobre ti.
Sé pasivo, así como cuando te sientas al lado de un río y
el río fluye, y tú
simplemente observas. No hay impaciencia, no hay urgencia, no hay emergencia.
Nadie te está forzando. Aunque te lo pierdas, no hay nada perdido. Tú
simplemente observa, simplemente mira. Aún la palabra observar no es buena,
porque la palabra observar en sí da un sentimiento de estar activo. Tú
simplemente miras, sin tener nada que hacer. Tú simplemente te sientas a la
orilla del río, miras, y el río fluye. O, miras pasivamente el cielo y las
nubes flotan.
Esta pasividad es muy, muy esencial; esto se debe entender,
porque tu obsesión por la actividad puede convertirse en impaciencia, puede
convertirse en una espera activa. Entonces te pierdes todo el asunto; entonces
la actividad ha entrado nuevamente por la puerta trasera. Sé un observador
pasivo.
Esta pasividad vaciará tu mente automáticamente. Ondas de
actividad, ondas de energía de la mente, poco a poco amainarán, y toda la
superficie de tu conciencia estará sin ninguna ola, sin ninguna onda. Se
convertirá en un espejo silencioso”.
Osho, Tantra. La Sabiduría Suprema