“A mi entender, todo aquello que se te ha dado es precioso.
Puede que conozcas su valor, puede que no conozcas su valor, pero es precioso.
Si no fuera así, la existencia no te lo habría dado, de modo que has de
descubrir los medios para transformarlo. Has de conferirle a tu amor la calidad
de la oración; has de conferirle a tu sexo la calidad del amor. Poco a poco, el
sexo ha de ser transformado en una actividad sagrada, ha de ser elevado. En vez
de que el sexo te rebaje al nivel animal, tú puedes elevar el sexo.
La misma energía puede tirar de ti hacia arriba y esa misma
energía puede darte alas. Tiene un tremendo poder. En verdad, es lo más
poderoso del mundo porque toda la vida nace de él. Es lo que da vida a un niño,
es lo que alumbra una nueva vida, es lo que hace aparecer una nueva vida.
¡Imagina su potencial! También a ti puede traerte una nueva vida. Al igual que
puede alumbrar una criatura, puede proporcionarte un nuevo nacimiento.
Y eso es lo que Jesús quiere decir cuando le dice a
Nicodemo: 'A menos que nazcas de nuevo, no podrás entrar en el reino de Dios.'
A menos que nazcas de nuevo, a menos que seas capaz de proporcionarte un nuevo
nacimiento... Es una nueva visión, una nueva cualidad de tus energías, una
nueva sincronización de tu instrumento. Tu instrumento contiene una gran
música, pero has de aprender a tocarlo.
El sexo ha de convertirse en un arte tremendamente
meditativo. Ésa ha sido la contribución del tantra al mundo. La contribución
del tantra es la mayor porque te proporciona las claves para transformar lo
inferior en superior. Te proporciona las claves para convertir el lodo en lotos…”.
OSHO