Ir al contenido principal

La reacción nace de la ira; la respuesta nace de la compasión.

 AMADO OSHO:

¿QUÉ ES LA COMPRENSIÓN MOMENTO A MOMENTO EN LAS RELACIONES?

"Una pregunta difícil, porque a menos que aprendas a vivir momento a momento, no podrás entenderla. Tal como vivimos, lo hacemos desde el pasado. Si alguien te insulta, reaccionas de inmediato. Esa reacción proviene de tus experiencias pasadas; no surge de ti, sino de la cadena de tus recuerdos.

Si alguien te muestra amor, respondes con amor, pero ese amor también puede venir de experiencias pasadas.

Vivir momento a momento y comprender momento a momento en una relación sólo es posible si te haces consciente de esa cadena del pasado y no le permites actuar. Siempre responde desde el presente, no desde el pasado.

Por ejemplo: alguien te insulta. Muchas personas te han insultado antes, y a través de esos insultos se ha formado una herida en tu corazón. Este nuevo insulto tocará esa herida, y entonces reaccionarás. Pero esa reacción no estará justificada, porque este hombre no creó la herida.

Cuando la herida es tocada, el dolor no lo causa realmente su insulto, sino las heridas acumuladas. Esa reacción es desproporcionada. Por eso sucede que cuando reaccionas, el otro siente: “¿Por qué reaccionas tanto? No he dicho nada.” Tú mismo lo has vivido. Has dicho algo sin intención de herir, pero el otro reacciona exageradamente. Y tú piensas: “Me malinterpretaste, no quise insultarte. ¿Por qué reaccionas así?” Pero no sabes que tocaste una herida vieja.

Entonces, ¿qué significa responder inmediatamente? Significa dejar el pasado a un lado. Mira al otro con atención, sin permitir que el pasado te nuble. Observa lo que ha dicho, analízalo a la luz del presente. Y si puedes, espera un poco, medita sobre ello.

Ocurrió una vez: una mujer escribió una carta al autor estadounidense Dale Carnegie. Él había dado una charla radial sobre Abraham Lincoln y mencionó varias fechas erróneas. La mujer, admiradora de Lincoln, le escribió una carta furiosa diciéndole que, si no conocía lo más básico de su vida, no debía hablar de él en público.

Carnegie, un hombre famoso, se sintió ofendido y escribió de inmediato una carta llena de ira. Pero era de noche, su sirviente ya se había ido, así que dejó la carta sobre la mesa para enviarla al día siguiente.

A la mañana siguiente, al ponerla en el sobre, la releyó y pensó: “Esto es demasiado. Ella no merece tanta furia.” Además, sintió que, en cierto modo, tenía razón. Rompió la carta y escribió otra, sin enojo, agradeciéndole por señalar sus errores. Pero luego pensó: “Si en doce horas puedo cambiar tanto, mejor espero unos días.”

Dejó la carta sobre la mesa. Esa noche volvió a leerla y quiso mejorarla. Pasaron siete días, y al séptimo, se había convertido en una carta amable y afectuosa. Carnegie cuenta que aquella mujer se convirtió en una de sus mejores amigas. Si su sirviente no se hubiera ido aquella noche, habría enviado la carta furiosa y ganado una enemiga.

Cuando el padre de Gurdjieff estaba muriendo, le dijo: “Sólo te dejo un consejo, recuérdalo siempre. No soy rico, no tengo nada más que darte. Este consejo me lo dio mi padre: si alguna vez te enojas, no respondas de inmediato. Espera veinticuatro horas. Luego haz lo que quieras; incluso si deseas matar al hombre, hazlo después de veinticuatro horas.”

Gurdjieff decía: “En toda mi vida, la ira nunca me causó problemas, porque al esperar un día, todo me parece tonto. A veces incluso la persona que me irritó termina pareciéndome correcta, y voy a agradecerle. Nunca creé un enemigo por ira.”

Por eso, en las relaciones momento a momento, se necesita alerta, conciencia. No permitas que tu pasado se interponga entre tú y el otro. Eso tomará tiempo, porque el pasado actúa muy rápido: alguien dice algo, y el pasado ya interpretó. Aprende a moverte más despacio. Observa, espera, medita, y luego responde desde el presente.

Una vez que logres esto, tendrás una llave para entrar en el misterio de las personas. Cada ser humano es un misterio profundo, pero está cerrado para ti. Cualquier persona puede ser una puerta hacia lo divino, pero necesitas una llave: la respuesta consciente, momento a momento. No la reacción, sino la respuesta. La reacción es siempre muerta; la respuesta está viva...

Si estás presente en el ahora, verás al otro con claridad: detrás de su enojo hay sufrimiento. La reacción nace de la ira; la respuesta nace de la compasión.

Cuando alguien tiene fiebre, no lo golpeas por estar caliente; lo ayudas. Del mismo modo, cuando alguien está enojado, tiene una “fiebre mental”. ¿Por qué enojarte también tú? Si tu pareja o tu amigo se enoja, si estás consciente, sentirás compasión y buscarás ayudarlo a salir de su estado.

Pero si el pasado se interpone, todo se distorsiona. Esta comprensión sólo llega con la meditación. La comprensión intelectual no basta. Con la meditación, tus viejas heridas se disuelven, ocurre una catarsis, y dentro de ti nace la claridad. Entonces nada puede herirte, porque no quedan heridas que tocar.

La reacción siempre es fea; la respuesta, siempre bella.
La reacción viene del pasado; la respuesta, del presente.
Evita reaccionar, y permite responder".

Osho,  Vedanta Seven Steps to Samadhi

https://osho-maestro.blogspot.com/