Ir al contenido principal

No quiero que dependas de mí. El único regalo que puedo darte es la libertad total, la independencia.

“Muchas veces tengo que ser sólo un observador silencioso, porque odio interferir. Aunque sé que estáis necesitados, respeto tanto vuestra libertad que, a menos que me lo pidáis, me quedaré callado, no diré una palabra. Sentiré una gran compasión por ti --soy perfectamente consciente de tus lágrimas y de la angustia por la que estás pasando-- pero me he mantenido distante deliberadamente, porque es la única manera de dar al discípulo la oportunidad de crecer.

Si sigo interfiriendo en cada etapa, ayudando, apoyando, empezarás a depender demasiado de mí. Entonces nunca podrás caminar con tus propios pies; siempre necesitarás muletas. Y no quiero darte muletas, no quiero que dependas de mí. El único regalo que puedo darte es la libertad total, la independencia.

Por eso he guardado silencio, esperando el día en que me hicieras la pregunta. Hoy has hecho la pregunta. Ahora puedo hablar, puedo compartir mi comprensión contigo, pero aún así la decisión siempre queda en tus manos. Puedes seguir llorando y llorando sobre la leche derramada, o puedes reunirte y dar un salto al nuevo mundo que he puesto a tu disposición”.

Osho,  The Dhammapada: The Way of the Buddha, vol. 6