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La gente invierte todo su tiempo en prepararse, y luego un día se muere

     "La mezquindad, la avaricia, es ya hoy día algo congénito, creado y sustentado por el patrón base de la sociedad, que te incita a arrebatar cosas a la gente y a no dar nada.  La sociedad te hace ambicioso, y el hombre ambicioso acaba siendo avaro.  Sea cual sea la ambición -mundana o no-, la persona ambiciosa se vuelve avariciosa, mezquina, porque pone continuamente toda su energía en prepararse para el futuro y no puede permitirse el lujo de vivir y de compartir. Nunca está aquí, en el ahora; ¿y cómo puede uno compartir en el futuro?  Sólo es posible compartir en el presente.  O hay quienes preservan su carácter, su virtud, para una vida futura, para el paraíso; ¿cómo podrían compartir nada ahora?  Lo único que hacen es acumular, prepararse para un gran acontecimiento que esperan que tenga lugar en el futuro, pero en este preciso instante son pobres.
     Las personas ambiciosas son siempre pobres y, a causa de su pobreza, se vuelven mezquinas, lo acaparan todo, se dedican a acaparar cosas inútiles.
     Tal vez no actuéis así con las cosas materiales, pero en vuestro corazón todos lo hacéis; si entráis en vuestro corazón, en vuestra mente, veréis que se han convertido en una chatarrería, en un basurero. Habéis ido acumulando en ellos montañas de cosas inservibles, y nunca habéis hecho una limpieza. No dejáis de acumular basura, y después os sentís pesados, sentís que lleváis una carga a cuestas, os sentís trastornados, y surge así una fealdad interior.
     Pero intenta comprender cuál es la base de la avaricia; la avaricia está implícita en la idea de vivir en algún lugar y momento futuros. Si vives aquí y ahora, no eres avaricioso, porque puedes compartir lo que tienes. ¿Para qué ibas a querer atesorar nada? ¿Para qué ibas a acumular? No tienes la necesidad de saber que mañana llegará; podría no llegar. ¿Qué razón hay entonces para no compartir, para no disfrutar?  En este momento la vida florece en ti.  Disfruta de ello, compártelo; porque cuando lo compartes se intensifica, se vuelve más vital, cuando lo compartes aumenta, crece.
     Así pues, la cuestión es comprender que no hay futuro, que el futuro es una creación de la mente ambiciosa. El futuro no forma parte del tiempo, sino de la ambición, porque la ambición necesita espacio para desarrollarse. No puedes satisfacer tu ambición ahora. Ahora puedes satisfacer la vida, pero la ambición no; la ambición está en contra de la vida, es antivida.
     No tienes más que mirarte y mirar a los demás. La gente se pasa la vida preparándose, porque un día va a vivir; pero ese día nunca llega. La gente invierte todo su tiempo en prepararse, y luego un día se muere. El día de vivir no llegará nunca, pues si te dedicas demasiado a los preparativos, éstos se convertirán en una obsesión; lo único que harás será prepararte y prepararte. Es como si alguien se dedicara a almacenar alimentos para hacer uso de ellos en el futuro y, entretanto, pasara hambre y finalmente muriera. Eso es lo que les está sucediendo a millones de personas; mueren rodeadas de bienes de los que podrían haber hecho uso... ¡Hubieran podido tener una vida rica y hermosa!".

Osho, El libro del Yoga II, Más allá del espacio, el tiempo y el deseo
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