Pregunta:
Quiero mucho a mi novio, y nuestra relación es muy buena cuando estamos juntos, pero cuando veo que puede estar interesado en otra mujer, aunque sólo hable de ella, siento unos celos terribles. No quiero que piense que coarto su libertad, pero me cuesta trabajo disimular los celos. ¿Qué puedo hacer?
Respuesta de Osho:
"Los celos no son buenos, pero los celos reprimidos son mucho más peligrosos que los celos que se expresan. No sentir celos es lo mejor, pero si no es así, lo mejor es expresarlos...
No sentir celos indica que una persona está equilibrada. Únicamente la persona que se ha aceptado a sí misma por completo, se siente feliz consigo misma y ni se le ocurre compararse con otras, puede prescindir de los celos. Los celos surgen cuando se plantea la comparación.
Pongamos un ejemplo. Tú quieres a un hombre y ese hombre te quiere a ti, y un buen día te das cuenta de que se siente atraído por otra mujer, y entonces entra en juego la comparación. ¿Eso significa que te va a abandonar, que ha encontrado a alguien mejor que tú? ¿Que ha encontrado a otra mujer más guapa que tú?
A lo mejor no lo ves con claridad, pero es precisamente de ahí de donde surgen los celos: la idea de que alguien puede ser mejor, o más guapa, o que al hombre que quieres le puede atraer otra mujer más que tú. Esa sensación te crea una especie de complejo de inferioridad, empiezas a sentir celos...
Sólo es posible no sentir celos cuando llegas a aceptarte hasta el punto de que no exista comparación posible, de que no te compares con nadie. Incluso si el hombre al que amas se va con otra mujer, no se establece la comparación; se trata de un simple hecho: se siente atraído por esa mujer. No te crea conflictos con ella, ni dice nada sobre ti. Si dice algo, es sobre el hombre, no sobre ti, no guarda ninguna relación contigo.
Pero eso sólo es posible cuando has logrado tal equilibrio que puedes vivir sin un amante, puedes vivir sin que te amen y ser tan feliz como cuando te aman, cuando el amor deja de ser una necesidad y se transforma en pura diversión. Si te quieren, bien. Si no te quieren, también bien: no ansías el amor...
Los celos reprimidos son muy peligrosos. Cuando se expresan los celos, te los quitas de encima: se acabó, te libras de ellos, no sigues acumulándolos. Los celos reprimidos se acumulan, se convierten en un volcán que un día hace explosión...
Es mejor decirle al hombre con el que estás que sientes celos que decirle que tienes unos celos terribles. No hay necesidad de que se sienta culpable; basta con decirlo...
Un buen día se madura, gracias al aprendizaje, a experimentar muchas relaciones, y entonces desaparecen los celos. Y entonces sencillamente eres feliz cuando ese hombre comparte su energía contigo, y también eres feliz si quiere compartirla con otra persona. Es su libertad, en la que tú no tienes nada que ver. Cada cual es su propio dueño y nadie debería intentar ser dueño de nadie. Cuando se deja la libertad intacta, el amor crece infinitamente.
De modo que de momento sólo puedes hacer una cosa: no hacer que se sienta culpable; nada más. Si sientes celos, dilo: enfádate, rompe unos cuantos platos, da un portazo. Has todo lo que necesites... Y a ninguna mujer hay que enseñárselo. ¡Nacen sabiéndolo!".
Osho, El libro del sexo. Del sexo a la superconsciencia
http://osho-maestro.blogspot.com/
Quiero mucho a mi novio, y nuestra relación es muy buena cuando estamos juntos, pero cuando veo que puede estar interesado en otra mujer, aunque sólo hable de ella, siento unos celos terribles. No quiero que piense que coarto su libertad, pero me cuesta trabajo disimular los celos. ¿Qué puedo hacer?
Respuesta de Osho:
"Los celos no son buenos, pero los celos reprimidos son mucho más peligrosos que los celos que se expresan. No sentir celos es lo mejor, pero si no es así, lo mejor es expresarlos...
No sentir celos indica que una persona está equilibrada. Únicamente la persona que se ha aceptado a sí misma por completo, se siente feliz consigo misma y ni se le ocurre compararse con otras, puede prescindir de los celos. Los celos surgen cuando se plantea la comparación.
Pongamos un ejemplo. Tú quieres a un hombre y ese hombre te quiere a ti, y un buen día te das cuenta de que se siente atraído por otra mujer, y entonces entra en juego la comparación. ¿Eso significa que te va a abandonar, que ha encontrado a alguien mejor que tú? ¿Que ha encontrado a otra mujer más guapa que tú?
A lo mejor no lo ves con claridad, pero es precisamente de ahí de donde surgen los celos: la idea de que alguien puede ser mejor, o más guapa, o que al hombre que quieres le puede atraer otra mujer más que tú. Esa sensación te crea una especie de complejo de inferioridad, empiezas a sentir celos...
Sólo es posible no sentir celos cuando llegas a aceptarte hasta el punto de que no exista comparación posible, de que no te compares con nadie. Incluso si el hombre al que amas se va con otra mujer, no se establece la comparación; se trata de un simple hecho: se siente atraído por esa mujer. No te crea conflictos con ella, ni dice nada sobre ti. Si dice algo, es sobre el hombre, no sobre ti, no guarda ninguna relación contigo.
Pero eso sólo es posible cuando has logrado tal equilibrio que puedes vivir sin un amante, puedes vivir sin que te amen y ser tan feliz como cuando te aman, cuando el amor deja de ser una necesidad y se transforma en pura diversión. Si te quieren, bien. Si no te quieren, también bien: no ansías el amor...
Los celos reprimidos son muy peligrosos. Cuando se expresan los celos, te los quitas de encima: se acabó, te libras de ellos, no sigues acumulándolos. Los celos reprimidos se acumulan, se convierten en un volcán que un día hace explosión...
Es mejor decirle al hombre con el que estás que sientes celos que decirle que tienes unos celos terribles. No hay necesidad de que se sienta culpable; basta con decirlo...
Un buen día se madura, gracias al aprendizaje, a experimentar muchas relaciones, y entonces desaparecen los celos. Y entonces sencillamente eres feliz cuando ese hombre comparte su energía contigo, y también eres feliz si quiere compartirla con otra persona. Es su libertad, en la que tú no tienes nada que ver. Cada cual es su propio dueño y nadie debería intentar ser dueño de nadie. Cuando se deja la libertad intacta, el amor crece infinitamente.
De modo que de momento sólo puedes hacer una cosa: no hacer que se sienta culpable; nada más. Si sientes celos, dilo: enfádate, rompe unos cuantos platos, da un portazo. Has todo lo que necesites... Y a ninguna mujer hay que enseñárselo. ¡Nacen sabiéndolo!".
Osho, El libro del sexo. Del sexo a la superconsciencia
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