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Todo el cielo es tuyo, pero no lo estás reclamando.

Pregunta:

OSHO,...UNA COSA ME SIGUE SORPRENDIENDO:
DESDE TU  PRIMERA INFANCIA HASTA LA ÚLTIMA FRACCIÓN DE SEGUNDO, SIEMPRE HAS TENIDO MUCHO AMOR PROPIO Y MUCHA AUTOESTIMA ¿TODOS SOMOS CAPACES DE TANTO?

Respuesta de Osho:

"El hombre no es consciente de lo que es capaz a menos que se dé cuenta de ello.

Es como un pájaro pequeño. El pájaro, sentado en el refugio que la madre y el padre han hecho, los observa volar, puede ver el deleite de su vuelo. A él también le gustaría volar de la misma manera, estar en el cielo infinito, bajo el sol. Viéndolos subir más alto, moviéndose con los vientos, un gran impulso surge en él también. Pero no se da cuenta de que es capaz de realizar el mismo vuelo, la misma alegría, el mismo baile. Ni siquiera se da cuenta de que tiene alas.

Toma un poco de tiempo para que la madre y el padre lo convenzan. Y tienen una cierta metodología para persuadirlo. La madre puede sentarse un poco más arriba en otra rama y llamar al pequeño. El pequeño trata de volar pero tiene miedo de caerse. Pero la madre sigue llamándolo; eso le da confianza. A veces es necesario que el padre lo empuje a salir del refugio.

Hay miedo, está nervioso, pero una cosa es cierta: por primera vez sabe que tiene alas.

Agita sus alas. No sabe volar, pero la madre no está lejos; logra llegar a ella --el milagro ha ocurrido. Ahora la llamada de la madre vendrá de un segundo árbol,  y luego la llamada vendrá de un bosque lejano. Pero una vez que sabe que tiene alas, entonces las distancias no importan. Poco a poco no es necesario que la madre llame ni que el padre lo empuje.

Un día llega en que simplemente se despide de su padre y de su madre y vuela y nunca regresa. Se ha convertido en un individuo por su cuenta.

Todo lo que ves en mí, lo que sientes en mí, está en ti, pero sólo como un potencial.

Nadie te ha llamado desde lejos y te ha dado la confianza de que tienes alas. Nadie te ha empujado y, por supuesto, al principio parecerá como si fuera tu enemigo, empujándote a la muerte: ¡caerás! Pero a menos que seas empujado, y veas que agitando tus alas te quedas en el aire y no caes..... Entonces un gran potencial se ha convertido en realidad: la primera visión de tu propio vuelo. Ahora ya no es un sueño, puedes realizarlo.

Este es el problema --que el hombre no está tan alerta como los pájaros, que el niño tiene que ser consciente de su potencialidad.

La desgracia del hombre es que el padre no está interesado en la potencialidad del niño. Está interesado en su propia inversión. Le gustaría que el niño fuera parte de su negocio, de su religión, de su política, de su ideología...Los padres del hombre, debido a su propia inversión --negocios, política, religión, filosofía-- están menos interesados en el potencial del niño. Están más interesados en cómo moldear al niño para que encaje en su mundo...

Todo esto surge de buenas intenciones, pero el resultado no es bueno. Casi están matando al niño, destruyéndolo...La mayor parte de su potencial siempre será sólo potencial. Nunca se dará cuenta de los tesoros que ha traído con su vida. ¡Él morirá! Y esos tesoros permanecerán sin abrir.

Vivió toda su vida de acuerdo a los dictados de otra persona: vivió una vida prestada. Sonreía porque era de esperar; respetaba a la gente porque eso era lo que se le enseñaba. Fue a la iglesia, a la sinagoga, al templo porque sus padres iban allí, todos los demás iban allí. Esto era lo que había que hacer...

Conmigo algo salió mal desde el principio.

La razón fue que durante siete años no estuve con mis padres, viví con mi abuelo y mi abuela maternos. Esas dos personas mayores no tenían ninguna inversión --simplemente me amaban. Sabían perfectamente que tarde o temprano me iría, sólo era un invitado. No empiezas a invertir en un invitado, mañana por la mañana se habrá ido. Actuaron en un espacio que los padres no pueden. Ahí es donde las cosas salieron mal conmigo.

Me permitieron total libertad para ser yo mismo porque no tenían ningún deseo de moldearme…

Pero los primeros siete años son los más importantes en la vida; nunca más tendrás tantas oportunidades. Esos siete años deciden tus setenta años, todas las piedras angulares se colocan en esos siete años. Así que, por una extraña coincidencia, me salvé de mis padres, y cuando llegué a ellos, estaba casi solo, ya estaba volando. Sabía que tenía alas. Sabía que no necesitaba la ayuda de nadie para hacerme volar. Sabía que todo el cielo era mío...

Tienes alas pero nadie te ha empujado.

No has dado el salto por tu cuenta: sigues sentado en el refugio.

Todo el cielo es tuyo, pero no lo estás reclamando.

Mi función aquí es sacarte a rastras de tu refugio.

Lo que sea que se necesite hacer, estoy listo para hacerlo. Si necesitas un empujón, bien; si necesitas un golpe, bien.

Estoy dispuesto a hacer cualquier cosa para darte un poco de experiencia --para experimentar que tienes alas, entonces mi trabajo está terminado.

Si puedes revolotear de un árbol a otro, tienes el secreto dorado en tus manos”.

Osho, From Misery to Enlightenment