Ir al contenido principal

La gente vive casi en una especie de sueño.

“Sucedió en la vida de...Dostoievski, el novelista ruso. También era un revolucionario, y fue condenado a muerte con once de sus camaradas. Los doce debían ser fusilados temprano en la mañana a las seis en punto. Se les hizo hacer una fila y empezaron a mirar la torre de la iglesia, al reloj, y minuto a minuto la vida fue desapareciendo. Y Dostoievski dice en sus memorias que en esos cuatro, cinco momentos, recordó todo su pasado.

Sucede...cuando sabes que a las seis en punto te matarán a tiros y sólo quedan cinco minutos, uno empieza a hacer una revisión. Toda la película del pasado comienza a moverse. Y en esos cinco minutos recuerda que no ha vivido su vida con atención. Había desperdiciado su vida, había vivido como un robot, como una máquina, inconscientemente, casi dormido. No podía recordar ni un solo momento de atención, de conciencia. Decidió: "Si me dan otra vida, dedicaré toda mi vida a la conciencia". Y por casualidad ocurrió que fue perdonado; exactamente un minuto antes, llegó la orden del Zar de que todos esos doce debían ser perdonados.

Entonces alguien le preguntó después de unos años: "¿Qué pasó con tu decisión?" Él dijo: "Lo intenté, pero no funcionó; no pude vivir atentamente. Todavía lo intento pero... por un momento está ahí y luego se ha ido."

La gente vive casi en una especie de sueño. Pero cuando llega el dolor, llega la miseria, se les perturba el sueño y empiezan a rezar, y toman grandes decisiones que "Ahora, de ahora en adelante, seré bueno, seré esto, seré aquello". Pero esa no es la verdadera oración. Si es por el dolor, una vez que el dolor desaparezca, la oración desaparecerá. La verdadera oración tiene que surgir de la dicha, tiene que surgir de tu gratitud a Dios, tiene que surgir de una tremenda sensación de que eres parte de este gran y profundo misterio, de que un universo tan infinitamente bello te ha sido dado sin ninguna razón; no te lo has ganado. Es un puro regalo de Dios. Luego está la oración.

Y si la oración está ahí, Dios está ahí. Dondequiera que esté la oración, está Dios. La gente se pregunta: "¿Dónde está Dios?" --su pregunta no tiene sentido. Deberían preguntar: "¿Qué es la oración?" --porque dondequiera que esté la oración, está Dios.

La oración es la forma de ver a Dios. La oración te da los ojos, la perspectiva para ver a Dios”.

Osho, Dont Let Yourself Be Upset by the Sutra rather Upset the Sutra Yourself