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Las universidades destruyen el interés y el amor de la gente por la poesía. Destruyen toda tu idea de cómo debería ser la vida

"Los eruditos son muy astutos al destruir todo lo que es hermoso con sus comentarios, sus interpretaciones, con su así llamado aprendizaje. Lo hacen todo tan pesado que con ellos hasta la poesía se vuelve no poética. Yo mismo nunca he asistido a ninguna clase de poesía en la universidad. El director del departamento me llamó una y otra vez para preguntarme:

--Asistes a otras clases, ¿por qué no vienes a las clases de poesía?

Le dije:

--Porque quiero mantener vivo mi interés por la poesía. Amo la poesía, ésa es la razón. Y sé perfectamente bien que tus profesores no son en absoluto poéticos; nunca han sabido lo que es la poesía en sus vidas. Les conozco perfectamente bien. El hombre que enseña poesía en la universidad viene a dar un paseo conmigo todas las mañanas. Nunca le he visto mirando a un árbol, escuchando a los pájaros, fijándose en la belleza del amanecer.

Y en la universidad en la que estaba, el amanecer y el anochecer eran algo sumamente hermoso...

Pero nunca vi al profesor, que estaba enseñando poesía en la universidad, mirar el anochecer, o detenerse ni siquiera un momento. Y siempre que me veía mirando el anochecer, o el amanecer, o a los árboles, o a los pájaros, me preguntaba:

--¿Qué haces aquí sentado? Has venido a dar tu paseo matutino; ¡haz ejercicio!

Le dije:

--Esto para mi no es ejercicio. Tú estás haciendo ejercicio; para mí es una historia de amor.

Y cuando llovía nunca venía. Siempre que llovía iba a llamarle a su puerta y le decía:

--¡Venga, vamos!

Él me respondía:

--¡Pero está lloviendo!

--Este es el momento más bonito para dar un paseo, porque las calles están absolutamente vacías. ¡E ir de paseo sin paraguas mientras está lloviendo es tan hermoso, es tan poético...! --le contestaba yo.

Él creía que yo estaba loco; pero una persona que nunca ha ido lloviendo bajo los árboles no puede entender la poesía. Se lo dije al director del departamento:

--Este hombre no es poético; está destruyéndolo todo. Es demasiado académico y la poesía es un fenómeno tan poco académico que no existe un punto de encuentro entre los dos.

Las universidades destruyen el interés y el amor de la gente por la poesía. Destruyen toda tu idea de cómo debería ser la vida; la convierten, cada vez más, en algo práctico. Te enseñan cómo ganar más, pero no te enseñan cómo vivir más profundamente, cómo vivir totalmente, y es ahí donde puedes llegar a ver algo. Ahí es donde se abren pequeñas puertas y ventanas a lo supremo. Te enseñan el valor del dinero pero no el valor de una rosa. Te enseñan el valor de ser primer ministro o presidente pero no te enseñan el valor de ser poeta, pintor, cantante, bailarín. Se piensa que esas cosas son para los locos".

Osho, Aubiografía de un místico espiritualmente incorrecto