Ir al contenido principal

La placidez es serena, tranquila, fresca. Es éxtasis sin excitación.

“Mi esfuerzo consiste en crear placidez, no felicidad. La felicidad no tiene valor; depende de la infelicidad. La placidez es trascendente: uno se mueve más allá de la dualidad de ser feliz e infeliz. Uno observa ambas; la felicidad viene, uno observa y no se identifica con ella. Uno no dice ´soy feliz. La paz, es maravillosa´. Uno simplemente observa, uno dice: ´Sí, una nube blanca está pasando´.

Y después llega la infelicidad, y uno tampoco se vuelve infeliz. Uno dice: ´Está pasando una nube negra. Soy el testigo, el observador´.

Esto es todo en lo referente a la meditación: simplemente conviértete en un observador. Viene el fracaso, viene el éxito, eres alabado, eres condenado, eres respetado, eres insultado -suceden todo tipo de cosas, son todo dualidades. Y tú continuas observando. Observando la dualidad, una tercera fuerza surge en ti; una tercera dimensión surge en ti. La dualidad implica dos dimensiones: una dimensión es la felicidad; la otra es la infelicidad. Observando ambas, una profundidad surge en ti: la tercera dimensión, presenciar, sakshin.

Y esa tercera dimensión trae placidez. La placidez no tiene ningún opuesto. Es serena, tranquila, fresca. Es éxtasis sin excitación".

Osho, Philosophia Perennis