“La oración es el encuentro de espíritu con espíritu.
El
sexo está muy confinado al cuerpo material, muy limitado.
El amor es más vasto,
pero todavía limitado a una persona.
La oración es ilimitada.
Entonces sabes
que puedes pasar de cada persona al infinito.
Entonces cada persona se
convierte en una tabla de saltar.
Miras a los ojos de tu hijo, y Dios está allí.
Miras a los ojos de tu amada,
y de repente la amada ha desaparecido,
ella ya no
está allí,… Dios está sonriendo.
Miras dentro de la flor y el todo ha entrado
allí.
Esto es una oración”.
Osho, Tao. Los tres tesoros, Volumen IV