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La función del maestro es ayudarte, protegerte, pero sólo hasta el momento en que puedas valerte por ti mismo.

“El día que decides que es mejor ser un hipócrita y hacer lo que todos los demás están haciendo y no ser diferente, has muerto, te has suicidado.

Toda mi enseñanza es: No cometas suicidio espiritual.

No necesitas que nadie más te guíe, porque quien te guíe te guiará erróneamente. Él no puede conocer tu naturaleza y no puede mirar en tu futuro. No tiene ojos, y no hay posibilidad. ¿Cómo puedes ver en una semilla las flores que vendrán un día después? Todo lo que se puede hacer es dar a la semilla un suelo adecuado, no un consejo adecuado. No es que tengas que ser un loto, o tienes que ser una rosa.

Se debe tener cuidado de que la semilla no sea destruida, que cuando las hojas pequeñas comiencen a crecer de ella, no sean destruidas. Esa es la función del maestro: no para guiarte, sino sólo para protegerte cuando necesitas protección, cuando eres tan frágil, tan nuevo. Sólo creciendo, las nuevas hojas saliendo de la tierra, entrando en un mundo desconocido donde soplan fuertes vientos, caen fuertes lluvias, hay muchas posibilidades de que seas destruido. La función del maestro no es guiarlos. La función del maestro es ayudarte, protegerte, pero sólo hasta el momento en que puedas valerte por ti mismo. Luego, lentamente, se separará de ti para que puedas bailar solo en el cielo, bajo las estrellas,  en toda tu gloria.

Johannes Wolfgang von Goethe ha hecho una hermosa declaración: "Toda teoría, querido amigo, es gris. Pero el árbol dorado de la vida real brota siempre verde".

Evita las teorías; todas son grises. Deja que los muertos discutan teorías. Los vivos tienen algo más dorado, algo más vivo. Tienen que amar, tienen que meditar. Tienen que iluminarse antes de que la muerte llame a sus puertas.

También recuerde que la vida no es como se vive en California. California es casi un lugar de locos donde la gente va de un maestro a otro, como cualquier moda. Así como cambian su pasta de dientes, también cambian sus maestros. Así como cambian sus jabones, también cambian sus maestros, sus consejeros, sus psicoanalistas. Oscar Wilde decía: "La moda es una forma de fealdad, tan intolerable que hay que cambiarla cada seis meses". No es necesario".

Osho, The Invitation