Ir al contenido principal

¡Regresa! Ve al mundo al que perteneces, a los árboles, a los animales, a los ríos, a las montañas.

“Las ciudades son cada vez más grandes. Los pueblos están desapareciendo, y con los pueblos desaparecen el aire puro, la atmósfera no contaminada...La gente debería simplemente verlo; deberían empezar a moverse hacia las aldeas. Deberían empezar a hacer agricultura, jardinería... Sólo necesitas un poco de coraje.

La ciudad no tiene futuro...

¿Por qué han estado desapareciendo pueblos y apareciendo ciudades grandes y monstruosas? La razón es que todo el mundo está detrás del dinero, no entendiendo una cosa simple, que el dinero no puede comprar nada que haga de la vida una peregrinación hermosa y dichosa. Puede comprar muchas cosas, pero son inútiles si el hombre mismo pierde su alma.

Si las ciudades desaparecen en aldeas, gran parte de la contaminación también desaparecerá. Las ciudades son casi como un crecimiento cancerígeno, que sigue creciendo cada vez más. La gente en el poder no puede hacer nada porque su poder necesita dinero --no amor, no felicidad, no alegría-- sólo dinero...

La gente tiene que volver a los pueblos, al bosque, a las montañas. Será una vida dura, pero será natural, será hermosa, tendrá una alegría…

En una gran ciudad estás entre la multitud, pero aún así eres un extraño. Y todo el mundo tiene tanta prisa: todo el mundo corre de un trabajo a otro, de un hogar a otro, y puede que sean kilómetros. Tiene que tomar su tren, su autobús. Nadie tiene tiempo para extraños, nadie saluda a un extraño. En un pueblo pequeño todo el mundo es conocido por todos los demás. Todo el mundo está relacionado de alguna manera con otra persona. Hay una amistad, en un sentido real, una comuna, porque hay una comunicación. Las personas no son islas. Si alguien se enferma, todo el pueblo vendrá a preguntar. Si alguien no está lo suficientemente bien de salud para trabajar en el campo, entonces toda la aldea le ayudará. Esto es simplemente humano. Debido a que él ha ayudado a otros, otros lo ayudarán --es un fenómeno simple....

Y el hombre tiene que elegir, ha llegado al punto en que tendrá que elegir: ¿Quieres amor? ¿Quieres una vida con sentido? ¿Quieres la bienaventuranza?...

No estoy en contra de las máquinas. Pero estoy diciendo que el énfasis debe estar en las relaciones humanas. Las máquinas pueden ser utilizadas si no están en contra de las relaciones humanas, si no están en contra de la ecología. Si están en contra de la ecología, si están en contra de las relaciones humanas, entonces no deben existir en absoluto.

Ni la gente en el poder lo va a hacer, ni los llamados santos y sabios lo van a hacer. Ambos son conspiradores. Ambos dependen de tu dolor, miseria, falta de sentido. No pueden hacer nada. También dependen del industrial, porque en sus elecciones será el industrial quien dé el dinero. Así que no pueden ir en contra de las industrias que contaminan el aire, cortan los árboles, destruyen la ecología, envenenan el agua, los ríos, los lagos e incluso los océanos. No pueden hacerlo, porque si lo hacen, su propio dinero que necesitarán en tiempo de elecciones no estará disponible...

Y si la gente comienza a alejarse de las ciudades, abandonándolas, cortarán a la gente con poder de sus fuentes de dinero, porque ¿quién va a dirigir sus industrias y fábricas? Cortarán el poder de las cabezas religiosas, porque ¿quién va a reunirse en sus catedrales y sinagogas? Y mi entendimiento de la religión es que no necesita sinagogas, ni templos, ni iglesias. Es una simple comunión de corazón a corazón con la naturaleza. Puedes sentarte al lado de un río y meditar, puedes sentarte en las montañas y meditar. Y a medida que te das cuenta de la destreza de la meditación, puedes continuar trabajando y meditando....

Y la vida en la ciudad es tan rápida que no hay tiempo para sentarse y chismorrear, para jugar a las cartas o a la música, o para hacer un baile en común. Todas esas cosas hermosas han desaparecido. En pequeñas comunas podemos revivir todo lo que era bello. He estado en tribus aborígenes... todo el día trabajando en sus campos o en las minas. Pero por la noche, después de las comidas, todos se reunirán en el centro del pueblo con sus instrumentos. Tendrán música y baile, y continuará hasta altas horas de la noche...

El mundo es lo suficientemente grande como para que la gente pueda moverse. Se han mudado a las ciudades porque son el centro del dinero. Si sólo entienden una cosa: que el dinero no puede comprar nada de valor, y tú lo has perdido todo, corriendo tras el dinero.....

¡Regresa! Ve al mundo al que perteneces, a los árboles, a los animales, a los ríos, a las montañas”.

Osho, Light on the Path Talks in the Himalayas