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El rostro muestra continuamente lo que está oculto en ti, tus ojos siguen reflejando lo que está en tu corazón.

“Ahora bien, la belleza no es algo que se pueda hacer. Si empiezas a hacer algo al respecto, lo harás feo --así es como el mundo se ha vuelto tan feo. No intentes hacer el mundo hermoso.

Y no trates de hacerte hermoso, porque si tratas de hacerte hermoso, esa belleza será falsa. ¿Qué harás? ¿Buscarás cosméticos? ¿Ropa hermosa? ¿Va a ayudar?

Puedes tener un cierto corte de pelo, puedes tener ropa bellamente confeccionada, puedes tener una hermosa casa decorada estéticamente, pero ¿te va a hacer bella? ¿Te va a ayudar de alguna manera?

La belleza no es de afuera, la belleza es de adentro; está dentro de ti. Permíteme recordarte de nuevo. Martín Heidegger tiene razón cuando dice que es una liberación; tiene que ser liberada. Tienes que abrirte, y la fragancia será liberada. Eres un capullo, y tienes que convertirte en una flor, eso es todo.

No pienses en términos de hacer el mundo hermoso, de lo contrario te convertirás en un misionero --y un misionero es una de las cosas más feas del mundo. Y no pienses en hacerte hermosa. No es una cuestión de hacer..., es una cuestión de SER.

SER. En tu quietud, en tu silencio, en tu meditación --cuando simplemente estás-- hay y sólo hay belleza. En ese éxtasis del simple ser, del puro ser, está la belleza. En ese silencio, la belleza toma forma. La canción se hace audible, la forma se hace visible, lo desconocido se hace conocido.

No digas que no te interesa la iluminación, porque si no te interesa la iluminación, nunca serás bello. Observa las palabras que usas, porque las palabras se han vuelto muy, muy importantes; la gente vive por ellas, y de acuerdo con ellas.

La belleza está ahí  --ese es el mensaje persistente del Zen--, libérala. Ustedes no deben convertirse en hermosos, ustedes son hermosos; todo lo que se necesita es remover las rocas. ¿Quién está obstaculizando el camino? Este constante parloteo en la mente te convierte en un lisiado. Este esfuerzo constante de ser algo: ser más rico, ser más bello, ser más iluminado --esta búsqueda constante de más te hace feo, te hace codicioso. Olvídate del 'más'. Disfruta de lo que tienes. En ese contento está la belleza; ese contento es la belleza. Disfruta de lo que está disponible; no anheles lo que no está disponible.

La mente siempre anhela lo que no tiene, y la mente nunca está interesada en lo que tiene. Y sólo puedes disfrutar de lo que tienes. Nadie puede disfrutar de lo que no tiene....

La mente te mantiene en una miseria constante, en un descontento constante, en un estado febril, hambriento, sediento --y sin ninguna razón en absoluto. Y tienes todo lo que puede darte satisfacción...

Estar aquí. Disfruta de este momento, y de todo lo que contiene este momento. Y de repente encontrarás que la belleza se libera. Y no sólo encontrarás que la belleza se libera, otros se darán cuenta de que algo ha sucedido, algo ha sucedido en lo más profundo de este hombre porque el hombre se ha vuelto luminoso, transparente. Incluso un rostro hogareño ordinario se vuelve completamente hermoso cuando hay silencio en su interior. E incluso un rostro muy, muy bien formado se vuelve feo cuando sólo hay ansiedad y angustia y enojo y frustración en su interior, porque el rostro muestra continuamente lo que está oculto en ti, tus ojos siguen reflejando lo que está en tu corazón.

Quédense quietos y sean hermosos --no hay otra manera”.

Osho, The Sun Rises in the Evening