"Cambia de pensar a sentir. Y la mejor manera es empezar a respirar
desde el corazón. Durante el día, siempre que te acuerdes, inhala
profundamente; siente cómo te golpea justo en el medio del pecho. Siente cómo
toda la existencia está entrando a raudales en ti, en tu corazón, exactamente
en el medio, ni a la izquierda ni a la derecha.... exactamente en el medio. Ahí
es donde está tu centro del corazón.
No tiene nada que ver con el corazón físico. Es algo
totalmente diferente; pertenece al cuerpo sutil.
Respira profundamente y, siempre que lo hagas, hazlo por lo
menos cinco veces, una respiración profunda; inspira, llena el corazón. Siente
que está en el medio, que la existencia se está vertiendo a raudales en ti a
través del corazón: vitalidad, vida, divinidad, naturaleza.... vertiéndolo
todo.
Y entonces exhala profundamente, otra vez desde el corazón, y
siente que estás vertiendo nuevamente, a la existencia, todo lo que se te ha
dado. Hazlo muchas veces al día.
Y te volverás cada vez más sensible, más consciente de muchas
cosas. Olerás más, saborearás más las cosas, tocarás más, verás más, oirás más;
todo se volverá más intenso. Empezarás a sentir la vida latiendo de verdad en
tu interior".
OSHO, El libro del niño. Una visión revolucionaria de la educación infantil
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