"Quiero ser muy claro contigo: cuida del enfermo pero nunca le demuestres amor. Cuidar de un enfermo es algo totalmente diferente. Sé indiferente, porque un dolor de cabeza no es gran cosa. Cuídalo, pero evita decirle dulces naderías; cuídalo de una forma muy pragmática. Dale la medicina, pero no le demuestres amor porque eso es perjudicial. Cuando un niño está enfermo, cuídalo, pero sé indiferente. Qué el niño entienda que enfermando no podrá chantajearte. Toda la humanidad está chantajeando a los demás. La enfermedad y la vejez se han convertido casi en una exigencia: "Tienes que quererme porque estoy enfermo, porque soy viejo...".
Cuando alguien enferma le demuestras cariño... Y esa es la rutina que ha seguido la humanidad. A la persona enferma no le demuestras que estás enfadado -aunque estés enfadado-. A la persona enferma -aunque no sientas por ella ningún afecto- le demuestras afecto; y si no afecto, al menos simpatía. Pero eso es perjudicial, va en contra de los descubrimientos de la psicología...
Debes amarte a ti mismo sin pensar si te lo mereces o no. Estás vivo; eso es suficiente para merecer amor, al igual que mereces respirar. No piensas si mereces respirar o no. El amor es el alimento del alma, al igual que la comida lo es del cuerpo. Y cuando estés lleno de amor por ti podrás amar a los demás. Pero ama a la persona sana, vital.
Cuida al enfermo, cuida al anciano; pero cuidar es un asunto totalmente diferente. La diferencia que hay entre amar y cuidar es la misma diferencia que entre una madre y una enfermera. La enfermera cuida, la madre ama. Cuando un niño está enfermo es mejor que la madre sea sólo una enfermera. Cuando el niño está sano, ámale tanto como puedas. Deja que el amor se asocie con la salud, la vitalidad, la inteligencia; eso le ayudará largamente en la vida".