"Todos nacen inteligentes, aunque sus inteligencias pueden diferir en su expresión. Uno es inteligente en la música, otro es inteligente en las matemáticas, pero si conviertes a las matemáticas en el criterio, entonces parece que el músico no es inteligente. Si los pones a ambos en un examen en el que las matemáticas son el criterio, el músico suspende. Cambia el criterio, haz que la música sea el criterio, y ponlos juntos en un examen en el que la música decidirá; entonces el matemático parece estúpido...
El poeta se siente estúpido porque no puede ser un buen hombre de negocios. Esto crea confusión. Se vuelve inferior ante sí mismo, irrespetuoso, condenatorio. Intenta triunfar en los negocios, pero no puede. Esto crea una gran nube de humo a su alrededor. Si simplemente comprende que es un poeta y no le corresponde ser un hombre de negocios, y que triunfar como hombre de negocios será un suicidio para él, tiene que triunfar como poeta. Esa es su inteligencia, y su inteligencia tiene que florecer a su propia manera. No tiene que imitar a nadie. Quizá la sociedad no le pague por ello, porque la poesía no hace tanta falta como las bombas. El amor no hace tanta falta como el odio".
Osho, Inteligencia. La respuesta creativa al ahora