"Vive y vive tan totalmente que entres en contacto contigo
mismo. Y no hay ninguna otra forma de entrar en contacto contigo mismo. Entre
más profundo vivas, más profundo te conoces a ti mismo, en una relación, en la
soledad. Entre más profundamente vayas en una relación, en el amor, tu conocer
es más profundo. El amor se convierte en un espejo. Y quien nunca ha amado no
puede estar solo, puede como mucho estar aislado.
Aquel que ha amado y conocido una relación, puede estar
solo. Ahora, su soledad tiene una cualidad totalmente diferente, no es aislamiento.
Ha vivido en una relación, realizado su amor, conocido a la otra persona y se
ha conocido a sí mismo a través del otro. Ahora puede conocerse a sí mismo
directamente, ahora el espejo no es necesario. Simplemente piensa en alguien
que nunca ha encontrado un espejo. ¿Puede cerrar sus ojos y ver su rostro?
Imposible. No puede aunque imagine su rostro, no puede meditar sobre él. Pero
el hombre que ha encontrado un espejo, que ha mirado en él, que ha conocido su
rostro a través de él, puede cerrar sus ojos y ver el rostro dentro. Esto es lo
que sucede en la relación. Cuando una persona entra en una relación, la
relación lo refleja, lo refleja a él y llega a saber muchas cosas de sí mismo
que jamás sabía que existían.
A través del otro llega a conocer su ira, su codicia, sus
celos, su posesividad, su compasión, su amor, y muchos estados de su ser.
Encuentra muchos estados a través del otro. Poco a poco llega un momento cuando
puede estar solo, puede cerrar sus ojos y conocer directamente su propia
consciencia. Por eso digo que para las
personas que nunca han amado, la meditación es muy, muy difícil.
Aquellos que han amado profundamente pueden convertirse en
meditadores profundos; aquellos que han amado en una relación están ahora en
una posición de cuidar de sí mismos. Ahora han madurado, ahora el otro no es
necesario. Si el otro está allí, pueden compartir, pero la necesidad ha
desaparecido, ahora no hay dependencia".
Osho, Living Tao