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El deber es una palabra espantosa

"A mi padre le encantaba que le masajeasen los pies... Y yo estaba siempre disponible, porque no tenía nada que hacer en el mundo. Todos sabían de que yo no sirvo para nada, entonces nadie me daba ningún trabajo. La gente me dio trabajo algunas pocas veces y el resultado fue tal desastre que dejaron de darme trabajos. Y como yo andaba siempre por ahí, él me pedía. Algunas veces le decía que sí y algunas veces le decía que no.

Un día me preguntó: "¿Cómo es el asunto?. Algunas veces dices que sí, algunas veces dices que no..."

Yo le respondí: "Digo que sí cuando siento que lo puedo hacer amorosamente, alegremente, sin ninguna compulsión. Y digo que no cuando siento que lo estaría haciendo por compulsión, como un deber, y para mí el deber es una palabra espantosa".

Algunas veces solía suceder que comenzaba a masajearle los pies y en la mitad decía: "Se terminó". Y él decía: "Todavía no estoy satisfecho".

Yo decía: No es cuestión de tu satisfacción, yo estoy perfectamente satisfecho. Seguir masajeándote sería a partir de la compulsión y odio hacer cualquier cosa por compulsión. Discúlpame".

Él decía: "Eres un niño extraño. Comenzaste y lo estabas haciendo tan bien...."

Y yo le decía: "Lo estaba haciendo tan bien porque me encantaba hacerlo. Cualquier cosa que me encanta hacer, la hago. Pero cuando no siento ningún amor no quiero fingir. Y quiero ser claro contigo: ésta será mi aproximación a todas las cosas en la vida. Cuando digo que sí, quiero decir que sí; y cuando digo que no, quiero decir que no. Nunca trates de cambiar mi no por un sí, porque no tendrás éxito. Moriré antes que hacer cualquier cosa por obediencia, por compulsión, porque eres mi padre".

Pero en todo el mundo la gente está haciendo cosas que odian; dicen que odian hacerlo, pero hay alguna compulsión y lo tienen que hacer".

Osho, Zarathustra, el profeta que ríe

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