Los niños están muy tristes, y niños tristes crean un mundo triste. Ellos van a habitar el mundo y nosotros destruimos su alegría. Apoya su alegría, fomenta su celebración, hazles cada vez más alegres. No hay nada más valioso que eso.
"Y en cuanto a la educación, ayúdales a ser más
creativos. La pintura está bien, deberían intentarlo, o crear otras cosas, pero
que sean creativos; déjales hacer cosas espontáneamente. Y no les inculques
tus criterios.
Cuando un niño pinta, no le impongas tus criterios de
adulto; no le digas que esto no es un Picasso. Si el niño lo ha disfrutado y
cuando lo estaba pintando estaba absorto en ello, eso es suficiente. ¡El cuadro
es maravilloso! No debido a ningún criterio objetivo, el cuadro podría ser un
disparate; podría ser sólo colores aplastados, podría ser un desastre.... Debe
de serlo porque un niño es un niño; tiene una visión diferente de las cosas.
Por ejemplo, si el niño dibuja la cara de un hombre,
tiene una visión diferente. Hará unos ojos muy grandes; la nariz será muy pequeña.
Puede que no tenga orejas ‑nunca se ha fijado‑, pero los ojos son muy
importantes para él. Si pinta un hombre, hará la cabeza, las manos y las
piernas pero no pintará el torso; esa es su visión. Para ti está mal, pero
desde su punto de vista así es como él ve a un hombre: manos, piernas y cabeza.
Por eso no se trata de tener que juzgar si la pintura
es buena o mala. No, no vamos a juzgar en absoluto. No hagas que el niño se
sienta bien o mal sobre esto. Si el niño está absorto pintándolo, es
suficiente. Estaba en profunda meditación, se metió en la pintura totalmente...
¡estaba totalmente perdido en ella! La pintura es buena porque el pintor se
perdió.
Ayuda al niño a perderse completamente, y siempre que
el niño esté pintando por su cuenta, se perderá. Si le obligas a pintar se
distraerá. Por eso, deja a los niños hacer lo que quieran; únicamente
ayúdalos. Les puedes decir cómo mezclar los colores, cómo sujetar un lienzo,
cómo usar un pincel; a eso les puedes ayudar. Ayúdales ahí; en vez de ser un
guía, sé una ayuda.
Así como el jardinero ayuda al árbol... Tú no puedes
hacer crecer el árbol rápidamente; no puedes hacer nada de esa manera; no se
puede hacer nada positivamente. Plantas una semilla, la riegas, la abonas y ¡esperas! El árbol ocurre espontáneamente. Cuando el árbol está ocurriendo, lo
proteges para que nadie le haga daño o lo hiera. Esa es la función del
profesor: el profesor tiene que ser el jardinero. No es que tú tengas que
crear al niño; el niño viene solo; la existencia es el creador.
Eso es lo que Sócrates quiere decir con: "Soy una
comadrona". La comadrona no crea al niño. El niño ya está ahí, listo para
salir; la comadrona le ayuda.
Por eso ayúdales a ser
creativos, ayúdales a ser alegres, porque eso ha desaparecido de las escuelas. Los niños están muy tristes, y niños tristes crean un mundo triste.
Ellos van a habitar el mundo y nosotros destruimos su alegría. Apoya su
alegría, fomenta su celebración, hazles cada vez más alegres. No hay nada más
valioso que eso".
OSHO, El libro del niño. Una visión revolucionaria de la educación infantil
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