Pregunta:
Mis padres están muy disgustados conmigo, siempre
están preocupados. ¿Qué les debo a mis padres?
Respuesta de Osho:
"El problema con la familia es que los hijos abandonan un día
la infancia, pero los padres ¡nunca dejan la paternidad! El hombre no ha
aprendido todavía que la paternidad no es algo a lo que tengas que aferrarte
para siempre. Cuando el hijo se hace una persona adulta, la paternidad termina.
El niño lo necesitaba, estaba desamparado. Necesitaba una madre, un padre, su
protección; pero cuando un hijo puede mantenerse por sí mismo, los padres
tienen que aprender cómo retirarse de la vida del hijo. Los padres permanecen
constantemente ansiosos hacia ellos mismos y hacia los hijos porque nunca se
retiran de la vida de los hijos. Destruyen, crean culpa; no ayudan más allá de
cierto límite.
Ser padre es un gran arte; muy poca gente es capaz de ser
padre.
No te preocupes en absoluto, todos los padres ¡están contrariados
con sus hijos! Y digo todos sin ninguna excepción. Incluso los padres de
Gautama Buda estaban muy contrariados con él, y obviamente los padres de
Jesucristo estaban muy contrariados con él. Habían vivido un cierto tipo de
vida ‑eran judíos ortodoxos‑ y este hijo, este Jesús, estaba en contra de
muchas ideas tradicionales, convenciones. El padre de Jesús, José, debía
esperar que ahora que su hijo se estaba haciendo mayor, le ayudaría en la
carpintería, en su trabajo, en la tienda, y, ¡el estúpido del hijo empezó a
hablar del reino de Dios! ¿Crees que fue muy feliz en su vejez?
El padre de Gautama Buda era muy viejo y sólo tuvo un hijo,
que además había nacido cuando ya era muy viejo. Toda su vida había estado
esperando, rezando, adorando y efectuando todo tipo de rituales religiosos para
poder tener un hijo, porque: ¿quién se iba a ocupar de su gran reino? Y
entonces un buen día el hijo desapareció del palacio. ¿Crees que se puso muy
contento? Estaba tan enfadado, tan violentamente enfadado que habría matado a
Gautama Buda ¡si lo hubiera encontrado! ...
Tus padres estarán defraudados contigo porque han debido de
intentar satisfacer alguna expectativa a través de ti. Pero no te sientas
culpable; si no, destruirán tu alegría, tu silencio, tu crecimiento. No te
alteres, no te preocupes. No te sientas culpable. Tu vida es tuya y la tienes
que vivir siguiendo tu propia luz.
Y cuando hayas llegado a la fuente de la alegría, a tu dicha
interna, vuelve a ellos y comparte. Estarán enfadados. Espera, porque la rabia
no es algo permanente; viene como una nube y se va. ¡Espera! Ve allí, estate
con ellos, pero sólo cuando estés seguro de que puedes permanecer frío, sólo
cuando sepas que nada va a desencadenar una reacción en ti, sólo cuando sepas
que serás capaz de responder con amor incluso cuando estén enfadados. Y esa
será la única manera de ayudarles.
Tú
dices: "Siempre están preocupados".
¡Ese es su problema! Y no te creas que si hubieras seguido sus
ideas no se habrían preocupado. De todas formas se habrían preocupado; ese es
su condicionamiento. Sus padres se han debido de preocupar y los padres de sus
padres se han debido de preocupar; esa es su herencia...
Pero si te preocupas pierdes una oportunidad, y ellos te
habrán arrastrado nuevamente al mismo fango. Se sentirán bien, se alegrarán de
que hayas regresado al antiguo estilo de vida tradicional, pero esto no va a
ayudarte ni a ti ni a ellos.
Si permaneces independiente, si alcanzas la fragancia de la libertad,
si te vuelves más meditativo ‑y para eso estás aquí: para volverte más
meditativo, para ser más silencioso, más amoroso, más dichoso‑ entonces un día
podrás compartir tu éxtasis. Para compartir, primero tienes que tener;
solamente puedes compartir aquello que ya tienes.
Ahora mismo también puedes preocuparte, pero dos personas que
se preocupan simplemente multiplican las preocupaciones; no se ayudan el uno al
otro.
Debe de haber sido su condicionamiento. Es el condicionamiento
de todos en este mundo...
No te preocupes de su seriedad, de su preocupación por ti. Inconscientemente
están tratando de hacerte sentir culpable. No dejes que triunfen, porque si lo
consiguen te destruirán, y de esta manera también destruirán la oportunidad que
ellos habrían tenido a través de ti.
Tú
dices: "¿Qué les debo a mis padres?"
Les debe esto: ser tú mismo. Les debes esto: ser dichoso, ser
extático, volverte tú mismo una celebración, aprender a reír y a disfrutar.
Ellos te han ayudado físicamente, tú tienes que ayudarles espiritualmente. Ese
será el único modo de devolvérselo".
OSHO, El libro del niño. Una visión revolucionaria de la educación infantil
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