Siempre que estás enamorado de cosas que fluyen, cosas que se mueven, tienes una visión diferente de la vida
"Lo primero que mi padre me enseñó --y lo único que me enseñó-- fue a amar el pequeño río que discurría al costado de nuestra ciudad. Me enseñó justo esto, a nadar en el río. Eso es todo lo que me enseñó; pero le estoy tremendamente agradecido porque eso produjo muchos cambios en mi vida. Exactamente igual que Siddhartha, me enamoré del río. Mi rutina diaria era estar en el río por lo menos de cinco a ocho horas. Estaba con el río desde las tres de la mañana; el cielo estaba lleno de estrellas y las estrellas se reflejaban en el agua... Lo he visto en la oscuridad de la noche estrellada, bailando su curso hacia el océano. Lo he visto con el primer sol naciente. Lo he visto con la luna llena. Lo he visto al anochecer. Lo he visto sentado en la orilla solo, o con amigos, tocando la flauta, bailando en la orilla, meditando en la orilla, remando en un bote o cruzándolo a nado. Durante las lluvias, en invierno, en verano... Puedo entender a Siddhartha de Herman Hess...