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Cuando la vida está en juego, haces todo lo que puedes… y cuando haces todo lo que puedes totalmente, ¡las cosas ocurren!

"En mi infancia me enviaron a un maestro, un maestro de natación. Era el mejor nadador de la ciudad y nunca me había cruzado con un hombre que estuviera tan enamorado del agua….

Cuando me llevaron a él --porque yo quería aprender a nadar-- me miró y sintió algo. Dijo: “Pero no hay manera de aprender a nadar; yo sólo puedo tirarte al agua y entonces el nadar llegará por sí mismo. No hay forma de aprenderlo, no puede enseñarse. Es una habilidad, no es un conocimiento”.

Y eso es lo que hizo: me tiró al agua y se quedó en la orilla. Durante dos o tres veces me hundí y sentí que casi me ahogaba. Él estaba allí parado, ¡ni siquiera intentaba ayudarme!. Desde luego, cuando tu vida está en juego haces todo lo que puedes. Así que empecé a mover los brazos; los agitaba al azar, a lo loco, pero descubrí la habilidad. Cuando la vida está en juego, haces todo lo que puedes… y cuando haces todo lo que puedes totalmente, ¡las cosas ocurren!.

¡Logré nadar! ¡Me estremecí de emoción! . “La próxima vez , dije, no necesitarás tirarme; saltaré solo. Ahora sé que el cuerpo se mantiene a flote naturalmente. Que no es cuestión de nadar sino sólo de sincronizarse con el elemento agua. Una vez te sincronizas con el elemento agua, él te protege”.

Y desde entonces ¡he estado tirando a mucha gente al río de la vida!. Y yo sólo me quedo allí…. Casi nadie falla nunca, si es que da el salto. Entonces no le queda más remedio que aprender".

Osho, Meditación. La primera y última libertad