“Los poderosos de la sociedad no quieren ningún cambio en la estructura social, porque de ella dependen su poder, sus intereses y su capacidad de explotación. El maestro inculca la estructura en las jóvenes mentes de los niños. Continúa vinculando a cada nueva generación con las viejas tradiciones. No enseña ninguna rebelión a los niños. Y donde no hay rebelión, no hay crecimiento.
¿Cuál es el deber de un maestro?
Su deber es enseñar la rebeldía.
El día que la educación sea rebelde, nacerá una nueva, absolutamente nueva humanidad.
¿Cuál es el significado de la rebelión? Significa una revolución de valores. Ciertamente los valores de la vida están equivocados; de lo contrario, ¿por qué debería haber tanta perturbación, sin sentido y confusión en la vida del hombre? Esta fealdad, esta violencia, estos celos y esta irreligiosidad, ¿son todos ellos sin ninguna razón? No, los valores de la vida están equivocados y estos son su resultado natural. Los valores de la vida tendrán que ser cambiados. El hombre necesita nuevos valores. Y para ello, es necesario prepararse para una gran rebelión…
En mi opinión, el maestro es aquel que despierta las preguntas dormidas en los niños, despierta la curiosidad y hace que los niños sean lo suficientemente valientes e intrépidos para encontrar soluciones por sí mismos.
Uno puede ser un maestro en este sentido sólo si él mismo está libre de prejuicios...
Es por eso que convertirse en un maestro necesita un esfuerzo lleno de devoción. Un alma con consciencia, rebelión y alerta se requiere para convertirse en un maestro. Un maestro en el que falta el fuego de la rebelión se convertirá, consciente o inconscientemente, en un intermediario de algún interés personal --alguna moralidad, alguna religión o alguna política. Tal maestro impondrá sus creencias y prejuicios, de los que él mismo es prisionero, a los niños.
Si un maestro es libre, sólo puede ser un mensajero de la libertad para sus alumnos. Por eso dije que ser un maestro es un gran esfuerzo lleno de devoción. Es una gran rebelión. Dentro del maestro debe haber una llama ardiente de pensamiento, contemplación y rebelión. Tiene que destruir muchas cosas para poder crear. Tiene que destruir muchas cosas para poder hacer algo nuevo. Tiene que prender fuego a los montones de basura acumulados durante muchas generaciones, y tiene que cortar las malas hierbas...inútiles que han crecido y limpiar el suelo de la mente para que las flores del amor y la belleza puedan crecer allí.
Esta es una gran responsabilidad. Si el maestro es capaz de cumplir este requisito, sólo entonces un nuevo hombre y una nueva humanidad puede nacer”.
Osho, Revolution in Education