"Incluso cuando la ira está sucediendo, si de pronto te vuelves consciente, se va. ¡Pruébalo! Justo en el medio, cuanto te sientes muy caliente y te gustaría asesinar, de pronto vuélvete consciente y sentirás que algo ha cambiado: una marcha interna ‑puedes sentir el chasquido. Algo ha cambiado, ahora ya no es lo mismo: tu ser interno se ha relajado. Puede que a tu capa externa le lleve un tiempo relajarse, pero el ser interno ya se ha relajado. La cooperación se ha roto; ya no estás identificado.
Gurdjieff solía hacer un bello truco con sus discípulos. Tú estabas ahí sentado, y él creaba una situación: te decía, "Alguien, 'A', viene, y cuando venga me comportaré rudamente con él, muy rudamente, y todos vosotros tenéis que ayudarme".
Entonces llega "A" y Gurdjieff se ríe y le dice: "¡Pareces un perfecto idiota!", y todo el mundo mira al hombre y le muestran que todos están de acuerdo. Entonces Gurdjieff sigue diciendo cosas desagradables sobre este hombre, y todo el mundo asiente y se muestra de acuerdo. El hombre se enfada más y más, y Gurdjieff sigue más y más, y todo el mundo asiente, como si hubiera un completo acuerdo, y el hombre se calienta más y más hasta que explota. Y cuando explota, de pronto Gurdjieff dice: "¡Para y mira!".
Algo se relaja por dentro. Inmediatamente el hombre comprende que le han metido en una situación; se ha enfadado, y en el momento que se da cuenta de que es una situación provocada, que Gurdjieff le ha jugado un truco, la marcha cambia: se vuelve alerta, consciente. Al cuerpo le costará un poco más calmarse, pero en el centro, en lo profundo, todo está fresco. Y ahora puede mirarse a sí mismo".
Osho, ...Y llovieron flores. Historias y enseñanzas zen
http://osho-maestro.blogspot.com/
Gurdjieff solía hacer un bello truco con sus discípulos. Tú estabas ahí sentado, y él creaba una situación: te decía, "Alguien, 'A', viene, y cuando venga me comportaré rudamente con él, muy rudamente, y todos vosotros tenéis que ayudarme".
Entonces llega "A" y Gurdjieff se ríe y le dice: "¡Pareces un perfecto idiota!", y todo el mundo mira al hombre y le muestran que todos están de acuerdo. Entonces Gurdjieff sigue diciendo cosas desagradables sobre este hombre, y todo el mundo asiente y se muestra de acuerdo. El hombre se enfada más y más, y Gurdjieff sigue más y más, y todo el mundo asiente, como si hubiera un completo acuerdo, y el hombre se calienta más y más hasta que explota. Y cuando explota, de pronto Gurdjieff dice: "¡Para y mira!".
Algo se relaja por dentro. Inmediatamente el hombre comprende que le han metido en una situación; se ha enfadado, y en el momento que se da cuenta de que es una situación provocada, que Gurdjieff le ha jugado un truco, la marcha cambia: se vuelve alerta, consciente. Al cuerpo le costará un poco más calmarse, pero en el centro, en lo profundo, todo está fresco. Y ahora puede mirarse a sí mismo".
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