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Sólo una persona dichosa puede ayudar a otras. Sólo la dicha te puede volver compasivo, sólo la dicha puede crear una bella energía en tu vida que ayude a los demás, que sirva a los demás... Una persona miserable sólo le puede dar miseria a los demás. Sólo podemos dar lo que tenemos.

“Sólo una persona dichosa puede ayudar a otras. Sólo la dicha te puede volver compasivo, sólo la dicha puede crear una bella energía en tu vida que ayude a los demás, que sirva a los demás. Sin dicha no puedes servir a nadie. Podrás pensar que estás sirviendo, pero simplemente estarás haciendo daño. Podrás pensar que estás ayudando, pero quizá estés haciendo algo más.


Una persona miserable sólo le puede dar miseria a los demás. Sólo podemos dar lo que tenemos. No es cuestión de buenas intenciones. Quizá quieras ayudar, pero estarás haciendo algo más. A menos de que haya una energía de dicha dentro de ti, desbordándose, estás condenado a hacer daño.


Ésta es una diferencia básica que quiero hacer, porque hasta ahora mucha gente ha servido a la humanidad en nombre de la religión; ellos mismos son miserables y se convierten en grandes sirvientes de la humanidad. Sirven al pobre y al lisiado, sirven al enfermo, abren hospitales y escuelas y hacen todo tipo de cosas. Sólo crean malas acciones. No ayudan a nadie. Todo se trata de una competencia de egos.


Los padres creen que ayudan a sus hijos, pero sólo los destruyen. No estoy diciendo que no quieran ayudar; sí quieren, pero son incapaces. Sus padres los destruyeron y ahora ellos están destruyendo a sus hijos, así, la miseria continúa, se acumula, se vuelve cada vez más grande.


Por lo tanto, no les digo a mis sannyasins que sean sirvientes de la humanidad. Les digo que mediten, que bailen: regocíjate y el servicio llegará. No es necesario hablar de él: llega por voluntad propia, como una sombra. Te sigue y, luego, es una bendición”.


Osho, Lo primero de la mañana

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