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La consciencia y la disciplina son las dos cosas fundamentales para un buscador.

"El látigo es símbolo de la consciencia, y la cuerda es símbolo de la disciplina interior. La consciencia y la disciplina son las dos cosas fundamentales para un buscador. Si practicas la disciplina sin consciencia, te convertirás en un hipócrita. Si practicas la disciplina sin consciencia, te convertirás en un zombi, en un robot...

De modo que lo primero es el látigo; la consciencia, y lo segundo es la cuerda, la disciplina. ¿Por qué hace falta disciplina? Si eres consciente, parece que la consciencia es suficiente. Es suficiente al final, pero no al principio, porque la mente tiene patrones muy arraigados y la energía tiende a pasar por los antiguos hábitos y los viejos patrones. Hay que crear nuevos canales.

Puede que te hayas vuelto consciente, pero eso por sí solo no será suficiente para empezar, porque cuando la mente encuentra la mínima oportunidad de volver a cualquier viejo patrón, se desliza por él inmediatamente, en una  décima de segundo. No lleva ningún tiempo enfadarse. Para cuando eres consciente, ya ha surgido la ira. Más tarde, cuando tu consciencia sea total, cuando tu consciencia se haya convertido en un todo contigo; antes de que ocurra nada, la consciencia estará siempre ahí, como un a priori; si surge la ira, antes de la ira estará la consciencia; si la sexualidad te posee, antes que ella estará la consciencia. Cuando la consciencia se convierta en algo natural, espontáneo, como el respirar, que esté presente incluso mientras duermas, entonces es cuando te podrás desembarazar de la disciplina. Pero al principio, no. Al principio, cuando la consciencia se esté asentando, será útil la disciplina.

La disciplina no es más que el esfuerzo por crear nuevos caminos por los que discurra la energía, de modo que no necesite pasar por el antiguo camino...

Hace falta disciplina para crear nuevos caminos. De modo que la consciencia y la disciplina deben ir juntas...

Al principio permaneces alerta, creas nuevos caminos para tu energía mental. Poco a poco, no hay necesidad; poco a poco, no hace falta siquiera permanecer alerta. No es que uno intente estar alerta, sino que sencillamente está alerta. Sólo entonces se produce el florecimiento; cuando el estado de alerta es natural, cuando la meditación no se hace sino que sencillamente ocurre. Se ha convertido en tu atmósfera, vives en ella. Estás en ella".

Osho, La búsqueda. Charlas sobre los Diez Toros del Zen