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El sabio lo disfruta todo. Disfruta el día, disfruta la noche. Disfruta el verano, disfruta el invierno. Disfruta la vida, disfruta la muerte. No se aferra; y no aferrarse es la dicha.

“En la vida, el cambio es el único fenómeno que no cambia. Así que el hombre de entendimiento nunca se aferra a nada. Al ver que todo cambia, no tiene caso aferrarse. Es muy tonto, no es inteligente; creas tu propia miseria y luego condenas al mundo entero.

El mundo no es responsable. Nadie es responsable de tu miseria excepto tu propia inconsciencia; la inconsciencia del hecho absolutamente cierto de que la vida es un cambio constante. Al darse cuenta de esto, uno deja de aferrarse. Entonces, lo que sea que venga, uno lo observa. Uno sigue siendo testigo. Lo disfruta mientras está ahí.

Cuando haya un bello atardecer, disfrútalo, pero no te aferres a él, no es una fotografía. Pronto desaparecerá, ya está desapareciendo. Mientras lo observas, está desapareciendo. Pronto caerá la noche, pero por qué preocuparse: la noche tiene su propia belleza, las estrellas aparecerán. Pero el que se aferra es tan tonto que tratará de atarse al bello atardecer: le gustaría quedarse estático para siempre. Es bueno que no suceda lo que pide, de otra forma, ya se habría aburrido de las cosas. La vida nunca oye nuestras estúpidas exigencias. Sigue su propio camino, sin distraerse con los millones de tontos que le piden que se detenga, gritando, llorando, sollozando.

La vida nunca escucha a nadie porque esos tontos no saben lo que piden: llorarán por el atardecer porque ya no está ahí, y en ese llanto se perderán el nuevo aparecer de las estrellas. En el momento en que se liberan de esa miseria y empiezan a ver la hermosa noche estrellada, otra vez está ahí la misma tontería. Se empiezan a aferrar a ella, pero es veloz, pronto ya no estará. De otra forma, no llegará el amanecer. Llorarán una vez más. Sus ojos siempre están rojos y nunca pueden ver lo que es real a causa de las lágrimas. Entonces se perderán la belleza del amanecer. Y así sucesivamente.

El tonto se va perdiendo todo. El sabio lo disfruta todo. Disfruta el día, disfruta la noche. Disfruta el verano, disfruta el invierno. Disfruta la vida, disfruta la muerte. No se aferra; y no aferrarse es la dicha”.

Osho, Lo primero de la mañana