“La risa es la esencia misma de la religión. La seriedad nunca es religiosa, no puede serlo. La seriedad es del ego, parte de la misma enfermedad. La risa es la ausencia de ego.
Sí, hay una diferencia entre cuando ríes y cuando un hombre religioso ríe. La diferencia es que siempre te ríes de los demás, el hombre religioso se ríe de sí mismo, o de todo lo ridículo del ser humano.
La religión no puede ser otra cosa que una celebración de la vida. Y la persona seria se vuelve discapacitada: crea barreras. No puede bailar, no puede cantar, no puede celebrar. La dimensión misma de la celebración desaparece de su vida. Se convierte en un desierto. Y si eres un desierto, puedes seguir pensando y pretendiendo que eres religioso pero no lo eres.
Puedes ser un sectario, pero no religioso. Puedes ser cristiano, hindú, budista, jainista, mahometano, pero no puedes ser religioso. Crees en algo, pero no sabes nada. Crees en teorías. Un hombre demasiado cargado de teorías se vuelve serio. Un hombre que no está agobiado, que no tiene la carga de las teorías sobre su ser, empieza a reír.
Todo el juego de la existencia es tan hermoso que la risa puede ser la única respuesta.
Sólo la risa puede ser la verdadera oración, la gratitud…
más templos deberían estar llenos de risas, bailes, cantos. Si se pierde la seriedad, no se pierde nada... de hecho, uno se vuelve más sano y completo. Pero si se pierde la risa, se pierde todo. De repente se pierde la festividad de tu ser; te vuelves incoloro, monótono, en cierto modo muerto. Entonces tu energía ya no fluye.
