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Todos somos un buda inmanifiesto, un cristo listo para nacer en cualquier momento. Mi labor aquí es volverte consciente de tu gran potencial, de tu posibilidad infinita, de las alturas que puedes alcanzar, de las profundidades a las que puedes penetrar.

“Somos semillas,
pero sería lamentable morir como semillas.
Tenemos que convertirnos en flores
y tenemos que liberar nuestra fragancia;
sólo entonces habrá contento.
Un árbol está satisfecho cuando florece,
cuando llega la primavera
y libera,
vierte su corazón en los colores,
en la fragancia,
en el gozo.
Cuando el árbol baila al viento,
al sol,
está satisfecho.
Sucede exactamente lo mismo con el hombre.
Un buda es un árbol que ha florecido,
un cristo es un árbol que ha liberado su fragancia.
Todos cargamos el mismo tipo de semilla dentro.
Todos somos un buda inmanifiesto,
un cristo listo para nacer en cualquier momento.
Mi labor aquí es volverte consciente de tu gran potencial,
de tu posibilidad infinita,
de las alturas que puedes alcanzar,
de las profundidades a las que puedes penetrar.
Tus alturas son más altas que el Himalaya,
y tus profundidades son más profundas que el Pacífico.
Y cuando conozcas tus alturas y tus profundidades,
la vida será pura gratitud.
La existencia te ha dado mucho.
Ha vertido toda su creatividad en tu ser,
te ha hecho muy rico,
inagotablemente rico”.

Osho, Lo último de la noche