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Tenemos que aprender a comunicarnos con la existencia. Habla con las estrellas, habla con los ríos, habla con los árboles, habla con las piedras.

"La oración tiene que ser algo absolutamente individual. Tiene que ser espontánea, no debe ser aprendida. Una oración aprendida es una oración falsa. Estarás repitiendo como perico. No tiene sentido, no tiene caso, son palabras vacías. Pero cuando surge una oración en tu corazón, cuando tiene algo de ti, entonces tiene una gran importancia. Ya no es «…un cuento contado por un idiota, lleno de ruido y de furia, que no tiene ningún sentido». Tiene un significado y una música inmensos.


Tenemos que aprender a comunicarnos con la existencia. Habla con las estrellas, habla con los ríos, habla con los árboles, habla con las piedras. Y no tengas pena: así es como se ha manifestado la existencia. Todo lo que es, es una manifestación de la existencia. Empieza comunicándote con la existencia manifiesta y sólo entonces podrás comunicarte algún día con lo no manifiesto. Empieza con lo visible y luego podrás dar un salto sustancial a lo invisible. Háblale a la tierra, háblale al pasto.


Quizá al principio no parezcas religioso en absoluto, pero el solo hecho de decirle hola al árbol tiene algo hermoso en sí mismo, algo espiritual, algo sagrado: reconoces el espíritu de un árbol, reconoces la presencia del árbol, no la ignoras. Y si sólo puedes aprender una cosa, a no ignorar la existencia en todas sus manifestaciones, entonces la ignorancia desaparecerá y surgirá la sabiduría, surgirá de tu centro más profundo".


Osho, Lo primero de la mañana

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