“La vida es una escuela para aprender la verdad eterna de la existencia. Pero eso es posible sólo si eres consciente.
Ni siquiera eres consciente cuando pareces serlo. Caminar por la calle, hablar con la gente, comprar en el centro comercial, ir a la discoteca, parece como si fueras consciente; no es así.
Sólo ten cuidado. Observa; ¿estás consciente mientras caminas, o es un proceso mecánico, como un robot? Y te sorprenderá saber la diferencia. Sólo intenta caminar unos pocos pasos conscientemente y verás la diferencia --y la belleza y la alegría y la relajación de caminar conscientemente. Todo tu cuerpo está en sintonía con la existencia.
La consciencia te une a la existencia.
La inconsciencia te cierra dentro de ti mismo. En la inconsciencia no tienes ninguna conexión con la existencia.
En la consciencia estás relacionado con el todo --desde la más pequeña brizna de hierba hasta la más grande estrella a millones de años luz de distancia.
Un hombre consciente es como tú, pero dentro de él hay luz; y dentro de ti hay oscuridad.
Sigues haciendo cosas pero sin saber quién eres... ¡comprando todo menos a ti mismo!
Mientras hablas, mantente alerta y te sorprenderás. Sólo por tu charla inconsciente, cuántos problemas has creado, cuántas peleas has creado, sólo por hablar.... si no estuvieras hablando y fueras un hombre silencioso, el noventa y nueve por ciento de tus problemas se eliminarían...
¡Qué mundo tan extraño! Una conversación que lleva a tirar cosas, a gritar, a llorar y a peleas de almohadas. Pero la razón no es hablar, la razón es hablar inconscientemente. Y lo mismo ocurre con todas tus actividades. Te traen más y más miseria, más y más sufrimiento, pero sigues haciendo las mismas cosas una y otra vez. Un hombre inconsciente está destinado a caer en el mismo pozo una y otra vez...
Un hombre consciente aprende incluso de los errores. Ha aprendido algo de gran valor, que es un error, y ahora no se repetirá de nuevo. Poco a poco, todos los errores se van eliminando; su vida se convierte en un baile silencioso y alegre”.
Osho, From Death to Deathlessness