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No eres ni los pensamientos ni tu respiración, eres el observador, el testigo. Esto es la conciencia.

“...observa tu respiración entrando y saliendo...

Primero, la respiración entra. Sólo ves la respiración que entra, el toque sutil, tus pulmones se llenan de ella. Luego viene un momento de pausa --por una fracción de segundo todo se detiene; la respiración entra, nada se mueve. Observa esa pausa porque eso es lo más importante. Entonces comienza otro proceso: la respiración comienza a salir. Obsérvalo de nuevo. Entonces tus pulmones están vacíos, se encogen; la respiración se ha apagado totalmente. De nuevo hay una pausa --por una fracción de segundo todo se detiene. Observa eso también, porque estas dos pausas son las más significativas para los meditadores. Entonces la respiración comienza a entrar.

Así que estas son cuatro cosas: la respiración que entra, la que sale, y las dos pausas en ambos extremos. Esas dos pausas, cuando todo se detiene, son de un tremendo silencio. Si puedes ver esas pausas, entonces viene el segundo paso: empieza a observar tus pensamientos. Cada pensamiento pasa por el mismo proceso, los mismos cuatro pasos. El pensamiento entra, se queda un momento, sale, y la pausa. Otro pensamiento entra, pausa, el pensamiento sale. Empieza a observar tus pensamientos.

Y el tercer paso es... Debido a la observación de tu respiración y pensamientos, has llegado a saber ahora que no eres ni los pensamientos ni tu respiración, eres el observador, el testigo. Esto es la conciencia.

Esto es lo que yo llamo meditación. Una vez que has conocido esta conciencia, no te identificas con tu cuerpo, con tu mente. Ahora experimentas una inmensidad dentro de ti, en un sentido completamente vacío y en otro sentido desbordante. Debido a su vacío, permanecerás calmado y tranquilo. Y debido a su plenitud desbordante serás creativo”.

Osho, Theologia Mystica